Aquel incrédulo le pidió a San Virila que hiciera algún milagro. Sólo así, le advirtió, dejaría de ser incrédulo.
El frailecito le preguntó:
-¿Puedes ver la luz del sol?
-Sí.
-¿Puedes respirar el aire?
-Sí.
-¿Puedes oír los ruidos de la aldea, y percibir el aroma de la tierra mojada por la lluvia, y gustar el sabor de una copa de buen vino o de una sopa cálida, y sentir en la yema de los dedos la suavidad de un pétalo de flor?
-Sí.
-¿Y todavía quieres otro milagro?
¡Hasta mañana!..
Don Astasio llegó a su casa y sorprendió a su esposa Facilisa entrepiernada con el repartidor del gas. Ella le dijo que ésa era la única manera de conseguir un descuento en el recibo, pero el esposo no encontró plausible tal explicación, y la llamó "combleza", del celta "cumbertium", el que comparte el lecho. (En inglés "berth" es litera). Le dijo ella, impaciente: "Ay, Astasio. Contigo no se puede hablar sin tener a la mano un diccionario. Dime qué significa esa palabra, pero hasta que termine lo que estoy haciendo". Doña Facilisa tenía razón: la economía antes que la filología... Lo he dicho muchas veces: cuando me porto bien Diosito me premia haciendo que alguien me invite a ir a Mérida. En esta ocasión fueron los contadores, que celebraban por todo lo alto su reunión anual. Presididos por don Santiago Cortez Gutiérrez, caballero que a su saber de vida añade la cortesía y la bondad, mis anfitriones me dieron a gozar las infinitas e inefables maravillas de la cocina yucateca, y además me regalaron una guayabera que envidiaría el Príncipe de Gales. Disfruté la hospitalidad y cortesías del hotel Fiesta Americana, igual que las atenciones de la gente de Aeroméxico, merced a las cuales pude llevar conmigo la carga de hermosísimas hamacas que compré en "El Aguacate". (En una hamaca, decía mi inolvidable compañero cronista Renán Irigoyen, se pueden alcanzar posiciones de erotismo comparadas con las cuales las acrobacias que propone el Kama Sutra son candideces de novicio. Escribió Renán su "Hamaca Sutra", instructiva obra a la cual algunos atribuyeron en su tiempo el aumento de población en la Península). Con Mercy y Elizabeth como ángeles guardianes visité la antigua hacienda henequenera Misne, y la recia catedral emeritense, cuyas formidables columnas no podría derribar ni siquiera el mismísimo Sansón, aunque anduviera con la greña intonsa. Ahí encontré la imagen de Santa Cecilia, una de mis santitas más amadas, pues es patrona de la música y de sus desdichados amantes, a quienes nunca se entrega por completo. Saludé a Irving Escalante y a otros colegas de "El Diario de Yucatán", preclara institución que me honra al recoger en sus páginas mis textos. Sentí mucho no haber podido darle un gran abrazo a ese cantor magnífico de Guty, Palmerín, Pastor, Zorrilla y Manzanero que es Tony Espinosa, el orgullo de Oxkutzcab, amigo de mi amigo Chuy Garza Arocha, "El Charro", y por lo tanto amigo mío. Un día después Tony fue homenajeado en el Teatro Peón Contreras por sus 35 años de andar con su voz, su sentimiento y su boxita -es decir su guitarra- por esos mundos de Dios. En ellos nos hemos encontrado varias veces, y del dueño de esos mundos espero el don de hallar a Tony nuevamente para darle el abrazo que ahora no le pude dar. En fin, gocé con plenitud a Mérida; me deleité con el dejo de su gente, que parece cantar al tiempo que habla; me repleté los ojos del cuerpo, y los del alma, con el color inédito de las flores de sus árboles, y va conmigo todavía el panorama de palmeras y veletas de la blanca ciudad. Por todos esos regalos elevo aquí una acción de gracias... Frente al escaparate de la agencia de automóviles aquel señor miraba, embelesado, un convertible rojo, deportivo. Su esposa le reclama, rencorosa: "A mí jamás me has visto con esos ojos de deseo"... Don Algón le dice a su jefe de reclusos humanos: "Contrate usted a esa muchacha que en su solicitud de empleo, abajo del renglón correspondiente a sexo, puso: "No me opongo"... En la fiesta alardeaba un jactancioso tipo: "Cualquiera de las mujeres con las que me he acostado podrá decirles que soy un hombre de tres veces por noche". Le dice una chica: "No deberías tomar tanto té antes de ir a la cama"... FIN.