Bellísima señora ha sido siempre -es todavía- Sofía Loren. En ella viven todo el misterio y toda la majestad de la mujer.
Acabo de leer una deliciosa anécdota de la italiana. En un concurrido bar de Hollywood un hombre se le acercó. El tipejo era de muy baja estatura, delgaducho, de aspecto insignificante, pero iba animado por dos o tres copas de más. Le dijo a la actriz:
-Boy! Would I love to f... you!
Eso, traducido en manera pudibunda, querría decir algo como esto: "¡Caramba! ¡Cómo me gustaría hacerte el amor!".
Replicó la Loren: viendo hacia abajo al hombrecillo:
-Si me lo haces, y si me llego a enterar...
Hermosa mujer, inteligente y dueña de sí misma, es esta dama espléndida. Su belleza tiene eternidad; ella, por desgracia, no. A ver qué se le va ocurriendo a Dios para compensarnos cuando Sofía Loren se vaya de este mundo.
¡Hasta mañana!..
Desde hace mucho tiempo esta columnejilla no se trababa en dimes y diretes con doña Tebaida Tridua, presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías. Al parecer esa tregua terminó. El anuncio de la publicación del cuento "Dídimos o Compañones, también llamados Testes", suscitó las iras de la ilustre celadora de la pública moral. Ya se sabe que un moralista es un pobre infeliz que no goza la vida, pero compensa eso interfiriendo en la vida de quienes sí la gozan. Y doña Tebaida Tridua es una moralista. El otro día hizo detener a un individuo que iba por la calle silbando una tonadilla cuya letra -aseguró doña Tebaida a los gendarmes- era de contenido obsceno. En cuestión de moral, lo reconozco, yo soy de manga ancha. Aun así no creo que el cuento que hoy voy a relatar sea inmoral, por más que haga alusión a una parte pudenda del varón. No somos ángeles; nuestra entrepierna no es tábula rasa, como aparecía en las cartas anatómicas usadas en las escuelas religiosas. La referencia a los órganos de la reproducción, por tanto, si se hace con estilo y sin procacidad, no debe ser objeto de censura, pues las partes que antes eran llamadas vergoñosas - o sea vergonzosas- son naturales, y por lo mismo no han de ser vistas con morbosa sicalipsis. Pero basta de razonamientos que, como dijo el hidalgo de la Mancha, se quiebran por lo sutiles. Lean mis cuatro lectores, después del siguiente comentario de política, el aludido cuento: "Dídimos o Compañones, también llamados Testes", y juzguen por sí mismos la calidad de esa historieta... La primera labor que deberá emprender Gustavo Madero, el nuevo dirigente nacional del PAN, será restablecer la unidad en el seno del partido blanquiazul. Ese PAN se ve hoy por hoy desmigajado, lo mismo en su cúpula que en muchos Estados del País. Si los panistas quieren tener presencia real en la elección del 2012 deberán dejar atrás sus pugnas; conciliar a la vieja guardia con los nuevos sectores del partido; recobrar la perdida identidad, tan desdibujada con esas alianzas que últimamente han urdido, y trabajar por ganarse la confianza del electorado, ahora muy amenguada. Si el PAN no consigue eso la lucha por la Presidencia se dará entre el PRI y la llamada izquierda, dividida también entre el PRD y el lopezobradorismo. No se tomen a mal estas orientaciones al partido que fundó Gómez Morín. Sucede que el autor de estas modestas líneas considera que la libertad consiste en buena parte en la posibilidad de elegir, ya sea entre dos jabones o entre dos partidos políticos. Mientras más jabones haya, y más auténticos partidos, más opciones habrá, y por lo tanto un margen de libertad mayor. Ahora bien: si el PAN no atiende estas admoniciones mías, que con su pan se lo coma... Viene en seguida el cuento que anuncié... Un individuo fue al baño del restorán a desahogar una necesidad menor. Al hacerlo observó, inquieto, que el hombre que hacía lo mismo al lado suyo miraba con insistencia sus partes de varón. Notó el sujeto la mortificación de su vecino, y le dijo: "Disculpe, amigo, que esté viendo sus éstos. No me mueve una curiosidad malsana. Soy artista, y debo decirle que jamás he visto unos testículos tan bien proporcionados, y dispuestos con tan perfecta simetría, como los suyos. No puedo evitar hacerle una solicitud, a la cual me mueve sólo mi interés artístico. Permítame sopesar sus partes, a fin de constatar si su peso interior guarda armonía con su apariencia externa". El otro, desconcertado, acertó sólo a responder: "Pero, oiga...". "No me niegue lo que le pido -insistió el tipo-. Estamos solos; nadie verá esto, y usted me habrá prestado un gran servicio que las hijas de Zeus y Mnemósine, quiero decir las Musas, le agradecerán". El otro, lleno de confusión, no pudo menos que rendirse a la especiosa argumentación del individuo, y terminó diciéndole: "Está bien. Palpe usted. Pero con cuidado, y sin excederse en ese tocamiento, que sólo por servir al arte le permito". El tipo tomó entonces en su mano las dos partes del hombre, y las sopesó con detenimiento. Pero de pronto, ante la dolorida sorpresa del otro, las oprimió violentamente, y le dijo con voz amenazante: "¡Esto es un asalto! ¡Si no quiere que apriete más, cáigase con la cartera!"... FIN.