La señora le pregunta a su marido: "Viejo: ¿cómo se escribe la palabra 'impotencia'? ¿Con ese o con ce?". Responde el señor: "Con ce. ¿Por qué?". Explica la señora: "Es que estoy contestando un correo de la comadre, y me pregunta por tu estado de salud"... Acaba de aparecer una nueva línea de bikinis. Se llaman "Salario". Apenas alcanzan a cubrir lo estrictamente necesario... El padre Arsilio notó que uno de los feligreses actuaba extrañamente al rezar el acto de contrición. Cuando termina la misa lo llama. "Oiga usted -lo reprende-. Al decir: 'Por mi culpa, por mi culpa, por mi grande culpa' debe uno golpearse el pecho, no la entrepierna". Responde el individuo: "En el pecho no tengo culpa alguna"... Para celebrar el principio del nuevo año el señor se dispuso a hacerle el amor a su mujer. Apenas había iniciado los prolegómenos -en inglés foreplay- cuando ella empezó a quejarse del año que pasó. "Todo subió -decía mientras en vano su marido trataba de suscitar el interés erótico de su mujer-. Subió el teléfono, subió la luz...". Seguía el esposo sus intentos por encender en ella la llama de la pasión sensual; pero la señora, lejana e indiferente, se mantenía en sus quejumbres: "Subió también el gas, subió la comida, subió todo". "No todo -le dice el hombre cesando en sus intentos-. Ya conseguiste que algo baje"... Ese cuentecillo ilustra una preocupación que no se observa todavía en forma muy notoria, pero que pronto se evidenciará: la del alza de los precios. El de la gasolina ha aumentado, y ese aumento trae consigo siempre una elevación generalizada en el costo de la vida. La política fiscal del régimen contribuye igualmente a fomentar ese impuesto invisible que es la inflación. Son muy difíciles las condiciones de vida de la gran mayoría de los mexicanos. Eso que púdicamente se llama "pobreza" es ya miseria en muchos. La afirmación oficial en el sentido de que "ya nos estamos recuperando" parece ser más buen deseo que dato de la realidad. Este nuevo año habrá de ser crucial, no tanto por lo cabalístico de su número, que marca el aniversario de dos grandes conflagraciones sociales -eso de las cábalas no existe en lo social-, sino porque el agravamiento de la pobreza puede traer consigo cambios peligrosos en las circunstancias políticas de México, y hacer retroceder al país. Me permito, pues, hacer una seria advertencia al Gobierno de la República en el sentido de que no tome las cosas a la ligera. Si lo hace, en su salud lo hallará. Y (gulp) en la nuestra también... Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, veían a un guapo joven cuyo perfil se recortaba contra el escarlata y el carmesí del sol occiduo. (Esa frase está media mamucas, pero así la voy a dejar. Se oye muy bien). "¡Qué gran silueta tiene ese muchacho!" -comenta Himenia con admiración. Le dice la señorita Celiberia bajando la voz: "No es la silueta. Son las llaves"... En la agencia de automóviles el vendedor estrella se quejaba con una de las secretarias. "Me ha ido muy mal -le dice-. Este mes tendré que vender algunos coches, o perderé mi buena fama". Replica la muchacha: "Pues yo este mes tendré que vender algo de mi buena fama, o perderé mi coche"... En la temporada de regalos un individuo fue a la tienda de departamentos. Le dice a la guapa dependienta: "Mi esposa necesita unos guantes". "¿Qué medida usa ella?" -pregunta la linda muchacha. "No sé" -contesta el tipo. "Ponga su mano sobre la mía -le pide la chica- y dígame si más o menos es la medida". El tipo pone su mano sobre la mano de la hermosa chica, y dice luego: "Ésa es precisamente la medida. También necesita un brassiére"... FIN..