¿Cuál es el hombre más popular del club nudista? El que puede llevar al mismo tiempo dos vasos de café y 12 donas... ¿Cuál es la mujer más popular del club nudista? La que se puede comer las 12 donas. (No le entendí)... La nostalgia es la menos triste de todas las tristezas. Hay en ella un cierto aire de ternura que embellece lo que en su momento quizá no fue tan bello. Un cínico dirá que la nostalgia es la recordación de los buenos viejos tiempos, cuando no eras viejo ni eras bueno. Yo, que soy nostálgico de nacimiento, sufro nostalgias hasta de lo que todavía no sucede. En tratándose de cine me gusta el de los años treintas, hasta los sesentas. Las películas filmadas después de esa época de oro me parecen ya sospechosa novedad. Acabo de ver una extraordinaria, perteneciente al cine clásico. Tiene engañoso título: se llama "Boomerang!", nombre que nada dice de la profundidad del tema que en ese film se aborda: la justicia. Elia Kazan hizo la película en 1947, y le puso notas que tendrán luego otras obras maestras semejantes: "12 Angry Men", de Sidney Lumet (1957), y -del mismo año- "The Wrong Man", de Hitchcock, con guión de Maxwell Anderson. "Boomerang!" trata el caso real de un hombre acusado falsamente de homicidio en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. A punto de ser condenado a muerte, el mismo fiscal que lo perseguía encuentra datos que lo hacen presumir la inocencia del reo, y en una dramática audiencia judicial consigue su exoneración. El caso, como digo, sucedió en verdad, y ese fiscal -representado por Dana Andrews-, que puso la verdad y la justicia por encima de su deber frente al Estado, llegó a ser Procurador General de los Estados Unidos. En la película, sin figurar en los créditos, aparece un jovencísimo Karl Malden, todavía sin su nariz bulbosa, y si uno se fija bien podrá descubrir, en la fila de los sospechosos que son puestos frente a los testigos del crimen, al dramaturgo Arthur Miller, que por broma se prestó a ser filmado así. Al recordar esta película no quiero decir en modo alguno que la justicia norteamericana sea perfecta. Otros magistrales filmes -el ya citado "The Wrong Man", de Hitchcock, por ejemplo- señalan sus debilidades. Lo que deseo señalar es que en los países donde hay verdadera libertad el acusado es inocente mientras no se demuestre lo contrario. En cambio ahí donde la libertad individual es coartada por un Estado todopoderoso el acusado es culpable mientras él mismo no consiga probar su inocencia. Desde luego el asunto es demasiado complejo para simplificarlo así, pero en México millares de hombres y mujeres sufren pena de prisión cuando el delito de que se les acusa no ha sido probado todavía. Esa injusticia clama al cielo. Así como es urgente hacer una reforma política, una reforma fiscal, una verdadera reforma energética, urge también una reforma judicial que haga respetar más los derechos de la persona humana y modernice los procedimientos a que la impartición de justicia está sujeta, procedimientos que en muchos casos están anquilosados ya, y que no han sido objeto de modernización... Babalucas pidió en la zapatería unos zapatos de cocodrilo. El empleado le trajo un par. "Necesito otro -le dice Babalucas-. Mi cocodrilo tiene cuatro patas"... Pepito iba en su bicicleta, y se pasó un semáforo en ámbar. Lo detuvo un oficial de la policía montada. "Linda bicicleta, niño -le dijo-. ¿Te la trajo Santa?". "Sí" -responde Pepito. Le indica el oficial al tiempo que le entregaba una boleta de multa: "El próximo año dile que te enseñe a respetar las señales de tránsito". Le pregunta entonces Pepito al policía: "Lindo caballo. ¿Se lo trajo Santa?". "Sí" -responde con una sonrisa el oficial. "El próximo año -le dice Pepito- dígale que le ponga al caballo el c... atrás, no arriba"... FIN.
