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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Don Geroncio, señor de 70 años, célibe, le confió a un amigo su deseo de abandonar su inveterada soltería para tomar estado. Había pensado siempre que "el buey solo bien se lame", pero la gravedad del tiempo lo llevaba ahora a meditar en los males que de la soledad derivan, el mayor de ellos la misma soledad. Cuando supo el amigo que don Geroncio quería casarse le recomendó: "A tus años lo mejor que puedes hacer es buscarte una mujer que tenga la mitad de años que tú más uno". Don Geroncio hizo el cálculo mental y dijo: "No me parece mal. Yo tengo 70 años. La mitad más uno serían 36". "No -le aclara el amigo-. Más uno que te ayude a tener complacida a tu mujer"... ¿Por qué no amamos a México los mexicanos? Gritamos: "¡Viva México!", pero en nosotros México no vive. País maravilloso es éste nuestro; lleno de bellezas hechas igual por Dios que por los hombres, y sin embargo hablamos siempre mal de él, lo deturpamos y no sentimos, ni hacemos sentir a nuestros hijos, el orgullo de llamarnos mexicanos. Hay quienes han ido a países exóticos, remotos, de esos que tan de moda están ahora, y no conocen las pirámides de Teotihuacan. Innumerables niños mexicanos han estado en Disneyworld, pero no en San Miguel de Allende, o en Oaxaca. Yo voy por todos los rumbos cardinales de esta patria cardinal, y vuelvo siempre a mi casa deslumbrado, con los ojos del cuerpo y los del alma llenos de hermosuras. Es cierto, las miserias de los hombres han manchado a nuestro país, y lo tienen ahora agobiado y abatido. Sufrimos las violencias que de la maldad derivan, y nuestra vida está hecha de intranquilidad. Pero eso pasará, y no debemos sentir vergüenza por esta casa nuestra, más grande siempre que todas las perversidades. ¿Cómo podemos defender a México si no lo amamos, y si no le mostramos nuestro amor con actos? Trabajemos más; no desesperemos; traigamos a la memoria otras épocas aciagas que México ha sufrido y de las cuales ha renacido siempre para ser mejor. Tenemos una deuda con nuestros ancestros, y debemos pagarla a nuestros sucesores. No les entreguemos como herencia nuestra resignación, sino el orgullo que sentimos de ser quienes somos y de vivir donde vivimos... ¡Qué lindas palabras nos has dicho, columnista! Con ellas de seguro habrías ganado un concurso de oratoria. Lo tuyo, sin embargo, no es la lírica, sino la picaresca. Narra algún otro chascarrillo que nos alivie la pesadumbre de tu peroración... Pepito les dijo a sus papás: "Quiero tener una hermanita". "¿De veras?" -se inquietó la madre. "Sí -responde el chiquillo-. La de Juanilito"... ¿Qué dice una maestra al hacer el amor? "No lo hiciste bien. Tendremos que repetirlo de nuevo". ¿Y una enfermera? "Esto te va a doler un poquito". ¿Y una azafata? "Colóqueselo en nariz y boca, y respire normalmente". (No le entendí)... En la cama el señor se acercó a su esposa con evidentes intenciones amorosas. Le dijo ella: "Mañana debo levantarme a las 6". Replica él: "Te prometo que si para esa hora no he terminado, me quito"... A los 4 años de edad "tener control de la situación" es no hacerte pipí en los pantalones. A los 12 años de edad "tener control de la situación" es ser el jefe de tu grupo. A los 20 años de edad "tener control de la situación" es gozar del sexo. A los 40 años de edad "tener control de la situación" es ser el jefe de tu grupo. A los 60 años de edad "tener control de la situación" es gozar del sexo. Y a los 80 años de edad "tener control de la situación es no hacerte pipí en los pantalones... FIN.

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