Pancho el mexicano fue a desayunar en el restorán del pequeño pueblo en que vivía en Texas. La mañana era fría; soplaba la cellisca, y un viento helado calaba hasta los huesos. Se dirigió Pancho al baño a hacer una necesidad menor, y quedó al lado de un texano que estaba ahí en lo mismo. Empezó Pancho a hacer lo que tenía que hacer. El otro se vuelve hacia él y le dice: "Pretty chilly, uh?". "Thank you, señor -responde Pancho con toda cortesía-. Yours is beautiful too". ¡Qué barbaridad! ¡Pancho confundió la palabra inglesa "chilly", que significa frío, con el vocablo "chile", uno de los innumerables vulgarismos usados en México para designar al órgano masculino de la reproducción! ¿Cómo se quedaría el gringo? Mejor ya no doy más explicaciones... El Presidente Calderón fue a Davos, Suiza, ese Disneylandia de los magnates del poder y del dinero. Ahí se hacen cábalas y augurios sobre el comportamiento de la economía mundial. Sin asistir jamás al importante foro, una terca señora llamada realidad se encarga siempre de echar abajo los pronósticos de aquellos sapientísimos señores. Volverá don Felipe -quizá le gustaría más quedarse allá-, y será como el niño que después de unas gratas vacaciones pasadas con los primitos que lo quieren debe regresar a la escuela a hacer todos los días la tarea, y a enfrentar a los bravucones del salón que cotidianamente lo maltratan. Escribió Goethe, y cito de memoria: "Grau, teurer Freund, ist alle Theorie, / und grün des Lebens goldner Baum". Eso quiere decir: "Gris, caro amigo, es toda teoría, / y verde el árbol dorado de la vida". Cosas muy diferentes, en efecto, son el ser y el deber ser. Aquél pertenece al reino de las cosas; éste al de las utopías. ¿Alguna de las tesis enunciadas en Davos podrá tener aplicación en la hora actual de México, y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes? Yo lo dudo: Davos pertenece al primer mundo, y nosotros ya vamos por el 187. Otra pregunta: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... Se encontraron dos amigos. Uno, francés de nacionalidad, le dijo al otro que estaba escribiendo un libro cuyo nombre sería "100 posiciones para hacer el amor". El otro se sorprendió. "¡100 posiciones! -exclamó con admiración-. Yo practico solamente una" "¿De veras? -se interesó el escritor-. ¿Cuál es?" "Bueno -explica el amigo-, mi esposa se acuesta de espaldas sobre el lecho, y abre ligeramente las piernas. Yo me coloco sobre ella, y así consumamos el acto". "¡Caramba! -se asombró el francés al tiempo que sacaba papel y lápiz para apuntar aquello-. ¿Hasta dónde llegará la imaginación erótica de la pareja humana? ¡Ahora mi libro se llamará: '101 posiciones para hacer el amor'!"... Aquel señor sintió algunos malestares, y fue al consultorio de su hijo el doctor, que acababa de terminar sus estudios de medicina. El muchacho lo hizo pasar, y le preguntó: "¿Qué le sucede, padre?". "¡Uta! -bufó el señor, airado-. ¡Tanto dinero que gasté para que te recibieras de doctor, y ahora quieres que yo mismo haga el diagnóstico!"... Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del hemisferio occidental. Una noche accedió por fin a cumplir el débito conyugal que el Código Civil impone a los casados. Su marido, sin embargo, prolongaba demasiado las acciones. Le pregunta doña Frigidia con tono acre: "¿Por qué estás tardando tanto?". "Lo siento -responde el esposo-. Es que esta noche no puedo pensar en ninguna otra mujer"... Un pastor de ovejas tenía problemas para conciliar el sueño. Alguien le sugirió que contara ovejas. Y empezó el pastor: "Una... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Hola, querida... Seis... Siete...Ocho..."... (No le entendí)... FIN.