Le dijo Rosilí a su novio: "Para ti todo es sexo". "No todo -se defendió él-. Cuando mucho el 96 por ciento"... "Something is rotten in the state of Denmark". Así dice Marcelo en el primer acto de "Hamlet", obra de mi admirado y lúcido colega William Shakespeare. En efecto: algo está podrido en Dinamarca. Y también algo está podrido en Albania, Bangladesh, Comoros, China, Dominica, Eritrea, Finlandia, Gambia, Honduras, Indonesia, Jordania, Kiribati, Libia, Mali, Nicaragua, Omán, Perú, Qatar, Rusia, Samoa, Togo, Uganda, Venezuela, Yemen y Zimbabwe. No reconoce fronteras la maldad del hombre, esa pobre criatura que debe hacer frente a los conflictos nacidos de la libertad. Puede escoger entre el bien y el mal, pero piensa que el bien es aburrido, y entonces toma el camino que lo seduce más. (El bien se anuncia con tímido resplandor de vela; el mal con luces de neón). Y sin embargo no todo está podrido en Dinamarca. Tampoco está podrido todo en Albania, Bangladesh... (Nota: nuestro estimado colaborador repite la lista de países, por orden alfabético, que puso más arriba. Por desgracia nos vemos obligados a suprimir esta segunda enunciación, pues el alto costo del papel, y el poco tiempo de que disponen los lectores, nos obligan a ser muy cuidadosos con el espacio que podemos ofrecer a cada uno de nuestros editorialistas, y a vigilar celosamente que ninguno se extienda más de lo debido al expresar sus aseveraciones, bachillerías, consideraciones, charladurías, dictámenes, exposiciones, fobias, generalizaciones, hipótesis, ideas, juicios, karmas, letradurías, manifestaciones, naderías, ñoñerías, opiniones, pareceres, recensiones, sugestiones, teorías, urdiduras, valoraciones, xenofobias, yerros y zalamerías. Gracias, muchas gracias por su comprensión). No todo, tampoco, está podrido en México. Por cada mexicano que ha escogido el mal hay miles que viven vida buena. Pasan inadvertidos casi siempre, pues los medios de comunicación suponen que las malas noticias -las que hablan de violencia, de corrupción, de todos los vicios y lacras que derivan de los hombres y de los gobiernos-, allegan más lectores, venden más anuncios, y consiguen mayor puntuación en eso que se llama "rating", que las noticias buenas. Y sin embargo basta volver la vista a cualquier parte para encontrar un buen ejemplo. Mencionaré uno. Y lo que voy a decir no es comercial: es reconocimiento. Por todas partes, en muchas ciudades mexicanas, hay un Oxxo. Esas tiendas forman parte de Femsa, una empresa socialmente responsable, igual que muchas corporaciones mexicanas que más allá de su legítima búsqueda de lucro cumplen una labor de beneficio a la comunidad. Los Oxxo recogen los centavos que sus clientes donan por medio del llamado "redondeo", y entregan ese dinero, todo, a obras buenas. Oxxo no deduce impuestos por esa labor, ni obtiene ganancia alguna por ella, aparte de la satisfacción de hacer el bien. Como se ve, no todo está podrido en México. Ni en Dinamarca. Ni en Albania, Bangladesh, Comoro, etcétera... Chisme hollywoodense. Le dijeron a Fay Wray, actriz novel, que iba a hacer una película con un actor musculoso, de elevada estatura y pelo negro. Pensó que sería Cary Grant. Era King Kong... Termina el primer trance de amor de la noche de bodas, y Susiflor le pregunta a su flamante maridito: "¿Soy la primera mujer en tu vida?". "Posiblemente -responde él-. ¿Estuviste en Acapulco el verano del 2003?"... El médico le dice a Libidiano: "Le tengo dos noticias, una buena y una mala. La buena: aquella parte que usted sabe le va a crecer cuatro pulgadas. La mala: es elefantiasis"... FIN.
