El casero llegó a cobrar el alquiler o renta de la casa. Le dice el inquilino: "Mi esposa no está ahora, y ella se encarga de esto". "Ya lo sé -responde el casero-. Me pagó personalmente los últimos tres meses. Pero ahora necesito dinero"... El papá de Pepito le anuncia: "La cigüeña le trajo un bebé a tu mami. ¿Te gustaría ir a verlo?". "Bebés he visto muchos -responde el precoz niño-. Lo que me gustaría es ver a la cigüeña"... Un marino decidió sentar cabeza. Para eso se propuso casarse con una chica que no supiera nada del mar, pues las que conocía en los puertos habían recorrido muchas millas náuticas de vida. Así pues tomó un remo y fue casa por casa preguntando a las muchachas en edad de merecer si sabían qué era eso. Todas le contestaban: "Es un remo". Llegó por fin con una que le dijo no saber qué cosa era ésa. ¿Era la raqueta de algún juego? ¿Era acaso una pala para menear el guiso de una olla colosal? Satisfecho de su hallazgo, el marinero se casó con la muchacha. Llegaron a la habitación donde pasarían la noche nupcial, y junto a la cama le pregunta ella: "¿Qué lado prefieres del chinchorro? ¿El del babor o el de estribor?"... Tengo a honra haber comenzado desde abajo mi carrera en los periódicos. Fui corrector de pruebas, tarea que en esos tiempos era de taller, no de redacción. Me formé al lado de beneméritos tipógrafos -el maistro Chantaca, Agustín Jaime, el señor Cleofas, don Felipe Briones- dueños de la tradición de Gutenberg y generosísimos mentores que me enseñaron no sólo el arte de la imprenta, sino también el de la cantina y el de otros sitios de más sustancia y entidad que no son para ser citados en un órgano de tanto prestigio y calidad como éste. Recuerdo una palabra que se usaba en el oficio: empastelamiento. Eso significaba que las líneas de metal salidas de los linotipos se habían revuelto, y el corrector tenía que ordenarlas de modo que cobraran su sentido. Un texto empastelado era un problema. Así, empastelado, llega Miguel Ángel Yunes a la contienda electoral en Veracruz. Su promotor, Felipe Calderón degradó a su pupilo, lo ridiculizó y puso en desairada posición, cuando le sumió el rostro en un pastel. Si a más de eso se toma en cuenta que Yunes no era el aspirante panista con mayor posibilidad de triunfo; si se considera que Fidel Herrera es gobernante popular y hábil político, y si se analizan las circunstancias de Veracruz, fácil será advertir que Yunes llega empastelado a ese proceso de elección. Desde luego en política todo puede suceder -eso, en nuestro país, es condición para que después nada suceda-, pero ciertamente la situación del abanderado panista no se ve nada bonancible... Solicia Sinpitier, madura señorita soltera, le dijo a su amiguita Celiberia Sinvarón: "Esta noche voy a salir con don Verdicio". "Toma tus precauciones -le aconseja Celiberia-. Lo primero que hará será arrancarte la blusa". "Tomaré mis precauciones -replica la señorita Sinpitier-. Llevaré una blusa viejita"... Naufragó el barco. Un hombre y una mujer pudieron asirse a un madero, y después de varios días en el mar llegaron a una isla desierta. Ahí vivieron 15 años, en el curso de los cuales ella dio a luz 14 hijos. Cierto día -oh milagro-, pasó cerca un navío. Ellos hicieron señales de humo, y llegó una lancha a recogerlos. Le dice el tipo a la mujer: "Bueno, Genesia, creo que llegó el momento de despedirnos. Me alegra haberte conocido; déjate ver de vez en cuando, y espero que la próxima vez que nos veamos sea bajo mejores circunstancias"... Don Algón fue a un motelito con una linda chica. Ella quiso ver la televisión, pero él le dijo: "Vamos a nuestro negocio, linda". Poco después le dice ella. "Uh, don Algón. No sabía que el negocio se le iba a caer tan pronto". (No le entendí)... FIN.