Lord Feebledick regresó a su casa después de la cacería de la zorra, y encontró a su mujer lady Loosebloomers, en apretado trance de coición con Wellh Ung, el toroso mancebo encargado de la cría de los faisanes. Sin decir palabra fue por su escopeta y le apuntó al muchacho. "¡No dispare, milord! -gimió el joven, espantado-. ¡Deme otra oportunidad!". Está bien -cedió lord Feebledick al tiempo que bajaba su arma-. Te doy esa segunda oportunidad que me suplicas, pero quiero que sepas que lo hago sólo porque tu padre fue mi asistente en la Brigada de Lanceros de Bengala". El asustado mancebo tomó su ropa y se dispuso a retirarse. Pero antes de salir se volvió a lady Loosebloomers y le dijo: "Y usted, milady, una vez que pase todo esto ¿me dará otra oportunidad?"... Hay quienes tienen la fortuna de hablar con mucha gente. Yo tengo la fortuna de oír a mucha gente. Soy un juglar que va por todos los caminos: me ha acontecido estar en una misma semana en Mérida, la Ciudad de México y Tijuana. Escucho distintas opiniones, y puntos de vista diferentes. Por estos días he recogido juicios sobre las alianzas del PRD y el PAN, y puedo asegurar que tanto los militantes panistas como los perredistas están en desacuerdo con tales coaliciones. Consideran que son arreglos de cúpulas, y que las bases no fueron consultadas antes de trabar esas alianzas. Los miembros de ambos partidos piensan que los principios de sus respectivas organizaciones han sido desvirtuados, traicionada su ideología, y auguran que incluso en el caso de que la tal alianza obtuviera la victoria en tal o cual estado después surgirán pleitos por el reparto de las chambas, y alguno de los partidos coligados quedará en calidad de tonto útil. La política, dicen los norteamericanos, hace extraños compañeros de cama. En este caso, sin embargo, las diferencias entre PAN y PRD han sido tan grandes, sobre todo después de la elección presidencial, que su unión parece grotesca desmesura. Podrá o no reflejarse eso en las urnas, pero no cabe duda de que la identidad de ambos partidos sufre mengua con estos tejemanejes de pura oportunidad electorera... El señor Malsinado se veía triste. "¿Qué te sucede?" -le pregunta un compañero de oficina. "Te lo diré -responde el infeliz-. Mi esposa me demandó el divorcio ante un tribunal. Dice que soy estéril. Mi secretaria tuvo un hijo. Alega que yo soy el padre; me demandó en otro tribunal. ¡Y perdí las dos demandas!"... El orgulloso novio les muestra a sus amigos la foto de la muchacha con la que se iba a casar. "¡Caramba! -exclama uno-. ¡Ha de ser muy rica!"... El marido de doña Panoplia, dama de sociedad, se veía lánguido, extenuado. Fue a consultar a un médico. Éste llamó a doña Panoplia y le dijo: "Usted, señora, es la causa del agotamiento de su esposo. Me dice él que le pide sexo con tal frecuencia que ya lo tiene exánime". "No tengo yo la culpa -se defiende doña Panoplia-. Con la misma frecuencia le pido lo mismo al chofer, al jardinero y al velador, y ellos están muy bien"... El pretendiente fue a pedir la mano de su novia. Le pregunta la mamá de la muchacha: "Díganos, joven: ¿le gustan los niños?". "¡Sí, señora! -responde el muchacho con vehemencia-. ¡Los adoro!". "Qué bueno -dice entonces la señora-, porque Rosilí ya tiene dos"... La señora le dice al visitante: "Mi esposo está de viaje. Regresará mañana". Replica con salaz sonrisa el tipo: "En ese caso ¿me permite pasar a esperarlo?"... Susiflor les anunció a sus padres que estaba un poquitito embarazada. "¿Quién es el padre?" -preguntaron ellos. "No me dijo su nombre -contesta la muchacha-. Solamente me dio las gracias después de hacerme el amor". "Bueno -suspira la mamá-. Por lo menos tenía educación sexual"... FIN.