Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del planeta. Una vez pasó frente a la marquesina del cine que anunciaba la película "In the Heat of the Night", y las letras se cambiaron solas, y quedaron: "In the Cold of the Night". Pues bien: la otra noche su esposo, don Frustracio, le pidió tímidamente la realización del acto conyugal. Ella se molestó. "¿Cómo? -le preguntó indignada-. Apenas lo acabamos de hacer hace unos días ¿y ya quieres otra vez?". "Pero, mujer -se atrevió a responder el lacerado-, la última vez que lo hicimos fue cuando Bob Beamon realizó su histórico salto de 8.90 metros en la Olimpíada de México, y eso fue el 18 de octubre de 1968". "¡¿Y ya quieres otra vez?! -bufó la esposa-. ¡Te voy a denunciar por acoso sexual!". "Hagamos el amor, te lo suplico -gimió casi don Frustracio-. Te prometo que pensaré en otra mujer, para acabar más pronto". "¿En quién pensarás?" -quiso saber doña Frigidia. "En Maureen O'Hara -respondió el infeliz-. Me enamoré de ella desde que la vi en su debut cinematográfico en "Jamaica Inn", 1939, con Charles Laughton. Fue esa la última película que Alfred Hitchcock hizo en Inglaterra antes de ir a los Estados Unidos. Tenía Maureen 18 años, y su encanto irlandés me dejó seducido para siempre". "Jamás me agradó esa mujer -dijo con acritud doña Frigidia-. En todo caso piensa en Ethel Barrymore. Ésa sí que era actriz". "Haré lo que pueda" -suspiró el esposo. "Que será poco, espero, y rápido -dijo ella-. Y otra cosa: no jadees, aceces o resuelles como haces siempre, pues eso me despierta"... ¡Pobre de don Frustracio, digo yo! Doña Frigidia debería leer estas palabras escritas por la gran feminista Charlotte Wolf: "Las mujeres han sido siempre depositarias de la sabiduría y del amor. Eso hace que ellas sean las que en todos los tiempos han mandado, aunque secretamente. Ha llegado el día de que lo hagan ahora en forma abierta. Pero deberán hacerlo junto con el hombre, no contra él". ("Bisexuality: A Study")... El 10 por ciento de los problemas en que nos metemos es por indejos, y el 90 por metiches. Por eso no me gusta andar por ahí haciendo propuestas sobre asuntos que ni me van ni me vienen. Hoy, sin embargo, por excepción haré una. Propongo que la Cámara de Diputados sea convertida en ring de lucha libre, pista de circo o foro de comedia. Eso le dará seriedad. Lo prueba la mojiganga que los legisladores -¡legisladores, háganme mis cuatro lectores el refabrón cavor!- armaron con motivo de la licencia que César Nava, a quien algunos llaman "Little Caesar", solicitó para ausentarse aún más del Congreso. No pedimos que cada uno de los diputados sea un Licurgo o un Solón, pero quisiéramos que al menos sujetaran su conducta a un mínimo de decoro. Es cierto: en México la política es un negocio. Pero a más de eso no debe ser un espectáculo. Es business, pero no debe ser show business... El padre Arsilio invitó a merendar a su buen amigo, el rabí Levy. Le ofreció un refresco y un sandwich de jamón". "El sandwich se ve muy sabroso -dijo el rabino-, pero tú sabes que no lo puedo comer". "Vamos, vamos -insistió el padre Arsilio-, no seas tan ortodoxo. ¿Por qué no comer un simple sandwich de jamón?". "Está bien -cedió el rabino-. Comeré uno. Pero en el banquete de tu boda"... En la marisquería le pregunta un tipo a otro: "¿Por qué no pediste los ostiones? Me dicen que ponen tinta en tu pluma". "La verdad -suspiró el otro-, en estos días no tengo a quién escribirle"... Don Verdino, tenorio senescente, fue a consultar a un médico. "No sé lo que me pasa, doctor -le dijo preocupado-. Toda mi vida ha sido de vino, mujeres y canto, y ahora experimento malestares que nunca había sentido". El galeno lo examinó. Luego le dijo: "La buena noticia es que podrá usted seguir cantando"... FIN.
