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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Un grupo de caníbales llegó a México procedente del África Central. Los antropófagos pidieron trabajo en una oficina de Gobierno. Temeroso de afrontar a la Comisión de Derechos Humanos si no daban empleo a los caníbales, un cierto secretario les ofreció ocuparlos en su secretaría, y se tomó con ellos una foto que se publicó en los diarios con el título: "Igualdad de oportunidades para todos". En lo secreto, sin embargo, el funcionario hizo un pacto con los antropófagos, del cual no se enteró el Presidente Calderón. Él sólo se entera de los pactos morales: los otros los aprueba sin enterarse de ellos. Por virtud de ese compromiso los caníbales se abstendrían de comerse a sus compañeros de trabajo. Pasaron dos años, y todo iba muy bien. Un día, sin embargo, desapareció doña Cotonita, la señora encargada de la limpieza de las oficinas. Nadie dio aviso a la policía, pues se pensaba que alguna de sus corporaciones pudo haber tenido parte en la desaparición, pero se llevó a cabo una investigación interna. Todas las evidencias apuntaron hacia los antropófagos: seguramente uno de ellos se había comido a doña Cotonita. El jefe de los caníbales fue llamado a cuentas, y el hombre prometió que si alguien de su grupo era culpable lo entregaría a la justicia mexicana, y no pediría la extradición para ponerlo en una cárcel africana, aunque ciertamente las mexicanas eran peores. Reunió, pues, el jefe a los caníbales, y con severidad les preguntó si alguno de ellos se había comido a la encargada de la limpieza. Uno de ellos, avergonzado, reconoció su falta. Con todo y ser añosa, dijo, la mujer estaba en buenas carnes, y muy limpias, de modo que no pudo resistir la tentación, y una tarde se la merendó con acompañamiento de un refresco de ponche tropical. "¡Imbécil! -le gritó furioso el jefe de los antropófagos-. ¡Tenemos dos años de estarnos comiendo todos los días subsecretarios, oficiales mayores, directores, jefes de comunicación social, secretarios particulares, asesores, y nadie ha notado su falta! ¡Ahora vienes tú y te comes a la única persona que se necesitaba, y cuya ausencia sí se iba a notar!". El cuento ilustra la profusión de burocracia que hay en México. Los datos muestran que con los gobiernos panistas el número de burócratas aumentó considerablemente, no para atender necesidades reales, sino a fin de dar chamba y hacer gozar el discreto encanto de la nómina a quienes pensaron que había llegado el día de cobrar la brega de eternidades a la que sin fruto se habían dedicado durante tanto tiempo. Ahora muchos de esos burócratas no hacen nada, aunque lo hagan con 15 copias. Poco gobierno tenemos, pero muchos que están en el Gobierno... El entrevistador le pregunta a la consejera matrimonial: "Dígame usted, doctora Freudesvinda: ¿es cierto que de cada 10 matrimonios cinco terminan en divorcio". "Así es -responde sombríamente la mujer-. Y los otros cinco terminan aún peor"... Rosilí llegó a su casa hecha unas castañuelas, feliz, contenta, alegre. "¡Le dí el sí a mi novio!" -anuncia con exultación. "¿De veras? -se inquieta el padre-. ¿Y cuál fue la pregunta?"... Rosibel, la secretaría de don Algón, le pidió al salaz ejecutivo un aumento de sueldo. Respondió él: "Deme dos razones para que le dé ese aumento". "La primera -contesta Rosibel-, es que la vida está muy cara. La segunda, hace más de dos años que no me aumenta el sueldo". "Razones muy plausibles, en efecto -reconoce don Algón-. Pero ésas no son las dos razones en que yo estaba pensando"... A esa muchacha le dicen "La torre de Pisa". Tiene la inclinación, pero todavía no cae... FIN.

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