Dice una frase conocida: "Después de un accidente grave ya nada vuelve a ser igual". Hoy empieza el periodo vacacional. Se impone la prudencia, sobre todo al manejar. Evitemos el exceso de velocidad. Después de haber tomado alcohol no tomemos el volante. Antes de salir a la carretera revisemos nuestro vehículo, y las llantas. Atendamos los señalamientos de tránsito. Esas y otras medidas de seguridad nos ayudarán a impedir que una ocasión de gozo y alegría se convierta en causa de problemas, y aun de pesar... Candorio, joven inocente, casó con Pirulina, que habría sido una mujer virtuosa de no ser porque se lo estorbaban sus pensamientos, palabras y obras. Antes de empezar la noche de bodas bajó Candorio a la cantina del hotel, y pidió una ginebra doble. Le dijo al tabernero que confiaba en que el licor le quitaría el nerviosismo propio de la ocasión, y a más de eso le daría vigor y fuerza para estar a la altura de las circunstancias, pues sospechaba que su flamante mujercita tendía a lo tropical en cosas del amor. "Permítame usted darle un consejo -ofreció el barman-. Soy hombre de experiencia en cosas de Venus y de Baco. Quiero decir que sé de amores y bebidas. Entonces le puedo asegurar que la ginebra no es buen estimulante en lides de colchón, antes bien inhibe los impulsos de libídine, y apaga las igniscentes llamas de la pasión carnal. Mire si no a los marinos de la flota británica en los siglos del diecisiete al diecinueve: según escribió Dana, sus capitanes les daban a beber ginebra para extinguir en ellos los rijos de varón durante el tiempo que duraban aquellas largas travesías para buscar el árbol del pan, o un nuevo paso hacia el Océano Índico. Así evitaban que entre la marinería se dieran casos que podían introducir en los navíos de Su Majestad el germen de desórdenes y pleitos por causa de pasiones desatadas, celos mal reprimidos o amores contrariados. No beba usted ginebra. En su lugar tómese un par de copas de tequila. Está probado que el jugo de la planta llamada Agave Weber Tequilana fortalece los ímpetus eróticos. Lo dijo en sonorosos versos alejandrinos un inspirado vate saltillero: '... El tequila, señores, más que licor es magia. / Las tristezas aleja; las aflicciones calma. / Hace al amante diestro. Afina a aquel que canta. / Si andas débil de cuerpo tus ánimos levanta. / Te da firmeza y brío de amor en las batallas. / Te calienta en invierno; en verano te exalta, / y en todo tiempo ofrece consuelo y esperanza. / En fin, es el tequila una celeste dádiva. / La Santa Madre Iglesia debería declararla / segunda agua bendita -por no decir sagrada-, / y usarla en los bautizos como crisma de gracia, / y en las extremaunciones, para que el alma salga / contenta y sin dolores de este valle de lágrimas...'. Hasta aquí el inspirado vate saltillero. Hágame caso, joven: beba usted dos tragos de tequila, no de ginebra, que si en otras ocasiones puede ser bebida bonancible, en esta noche tan especial podría restarle a usted el empuje, potencia. nervio, enjundia, aliento, fibra, vitalidad y reciedumbre que el desposado necesita en la ocasión nupcial para izar a toda asta la triunfal bandera de su varonía y salir airoso en la dulce contienda del amor". Lo único que Candorio sacó en claro de aquel lírico arrebato del tabernero fue que el tequila aumenta las ansias amorosas, y en cambio la ginebra las apaga. Apuró, pues, dos copas del mejor tequila, y encaminó luego sus pasos hacia la suite nupcial. Pasaron unas horas. Y ya se disponía el cantinero a cerrar cuando llegó otra vez el novio. Venía arrastrando los pies, exhausto, lánguido, agotado. Con voz feble le pidió al de la cantina: "Póngame una botella de tequila para mí, y para mi novia cuatro de ginebra"... FIN.
