Don Algón, salaz ejecutivo, consiguió que una morena de opimos atributos corporales aceptara pasar con él un fin de semana en cierta playa de gran moda. El sol se iba poniendo ya en el último día de aquella conchabanza efímera. Frente al mar, encendido por los fuegos intensos del crepúsculo, le preguntó don Algón a la muchacha con tono romántico y ensoñador: "¿Podrás olvidar alguna vez, Nalguiria hermosa, este fin de semana?". Respondió la afilada pecatriz: "¿Cuánto me das por olvidarlo?"... El borrachín se levantó de pronto de su mesa en la cantina. Fue al piano y tocó en forma brillante la Sonata "Waldstein" de Beethoven. Cada vez que podía hacerlo sin mengua de la interpretación, le daba un trago a la copa que tenía sobre el piano. "¡Toca usted admirablemente, amigo!" -lo felicitó el cantinero al terminar la brillante ejecución, hecha a la altura de Horowitz o Rubinstein. "Ni tanto -responde con modestia el temulento- En realidad no soy pianista: soy violinista". Pregunta con asombro el cantinero: "Y entonces ¿por qué ahora se dedica al piano?". Explica el beodo: "La copa se me caía del violín"... Pepito le mostró sus calificaciones a su papá. Tenía puros cincos y seises. El señor se puso serio. "¿Qué me dirías -le preguntó-, si te dijera que yo siempre saqué puros dieces en la escuela?". "No te diría nada" -respondió el chiquillo. "¿Cómo que nada?" -se molestó el papá. "No te diría nada -reiteró Pepito-. No puedo hablar y reirme al mismo tiempo"... "¡Caramba! -exclamó alegremente Rosilita al terminar el trance de amor- Mamá siempre me dijo que existen hombres atrevidos que validos de sus encantos seducen y engañan a chicas inocentes ¡pero nunca creí ser tan afortunada como para que me tocara uno a mí!"... El cliente pidió en el restorán un par de huevos. "¿Cómo los quiere el señor? -le preguntó el mesero- ¿A la mexicana, a la francesa, a la americana, a la española o a la italiana?". "Cómo sea -responde el tipo-. Son para comérmelos, no para sostener una conversación con ellos"... Lo primero que hace Himenia Camafría, madura señorita soltera, al llegar a su habitación en un hotel, es tomar el letrero que dice: "Por favor, no molestar", y borrarle el "no"... Se casó un joven experto en computadoras. En la luna de miel no sucedió nada: el muchacho nunca pudo hallar el enter... Le preguntó un señor al agente de viajes: "¿Cuál es la mejor época para ir a París?". El agente respondió sin vacilar: "Entre los 25 y los 30 años"... La señora que sufría de migrañas estaba siendo tratada por un acupunturista. Cierta noche se despertó con una tremenda jaqueca. Llamó por teléfono al hombre, y le dijo: "Me está doliendo mucho la cabeza" . Responde el acupunturista: "Tómese un par de tachuelas y vaya a mi consultorio en la mañana"... Relata el abogado defensor: "Mi cliente, señor juez, iba por el campo, y al cruzar un arroyuelo oyó una débil voz que le pedía: '¡Llévame contigo, por favor! ¡Llévame contigo!'. Volvió la vista hacia abajo y vio que quien le hablaba así era una ranita. Tomola (sin acento) en sus manos y la llevó a su casa. Ahí la ranita le suplicó: '¡Ponme en la cama contigo, por favor! ¡Ponme en la cama!'. Mi cliente, conmovido, la llevó con él a la cama. Entonces la ranita le pidió con vivas instancias: '¡Dame un besito, por favor! ¡Dame un besito!'. Él le dio un besito, y la ranita se convirtió en una linda princesa. Eso explica, señor juez, por qué mi cliente fue encontrado en la cama con una jovencita de 13 años"... FIN.