Al principiar la Cuaresma dijo la mujercita a su marido: "Prometí hacer un sacrificio cuaresmal, Medardo. Todas mis amigas lo harán: Susiflor dejará de fumar. Rosilí no comerá carne. Yo prometí que no haré el amor contigo en estos 40 días". El marido se enojó por aquel sacrificio que lo sacrificaba a él. "Está bien -masculló mohíno-. Quédate en la recámara; yo dormiré en la sala''. A las dos semanas, cuando el marido roncaba en el sofá, sintió que alguien lo movía. "Medardo -le dijo compungida su joven esposa-. Vengo a decirte que ayer fui con mis amigas al café. Susiflor fumó, y Rosilí se comió una hamburguesa''... La chica le contaba a una amiga su última experiencia en materia de amor. "Anoche salí con un muchacho del sur -le contó-. Me llevó a tomar una copa, a cenar, y luego a bailar. Todo el tiempo se portó como un perfecto gentleman sureño. Al final me invitó a conocer su departamento''. Pregunta la amiga: "Y ¿qué sucedió?''. "Te diré -responde la muchacha-. Ahí se puso bastante norteño''... Hay quienes viven todavía en los finales del siglo diecinueve o principios del veinte. Increíblemente, en algunas escuelas norteamericanas, tanto católicas como protestantes, donde se imparte educación religiosa, se sigue prohibiendo a los maestros que enseñen a sus alumnos las tesis de Darwin sobre el origen de las especies y del hombre. Eso nos devuelve a sucesos como el famoso "Monkey Trial", de 1925, en Tennessee, cuando un joven profesor de secundaria fue puesto en prisión y sometido a juicio por dar a conocer a sus estudiantes la teoría de la evolución. Ese bizarro suceso dio tema a los dramaturgos Jerome Lawrence y Robert E. Lee para escribir una obra teatral de gran éxito en Broadway: "Inherit the Wind", que luego fue llevada al cine con el título en español de "Heredarán el Viento", bajo la dirección de Stanley Kramer, y actuaciones magistrales de Fredric March y Spencer Tracy. En la escena final de la película este genial actor toma la Biblia y un ejemplar de "El Origen de las Especies", los junta y sale con ellos de la sala donde aquel juicio se ha llevado a cabo. Con eso la obra quería significar que no hay oposición entre la fe y la ciencia. Una pertenece al campo de lo espiritual; la otra al mundo físico. La ciencia está en la mente de aquellos que buscan el saber; la fe anida en el corazón de quienes sienten que ya saben. No se excluyen una a la otra: si la ciencia pone luz en la razón, la fe ilumina el alma. Ambas, ciencia y fe, nos ayudan a caminar por un mundo lleno de sombras... A propósito de Darwin, un niñito le preguntó a su madre: "¿Es cierto que yo desciendo del mono?''. Respondió la señora: "Por mi lado no; quién sabe por el de tu papá''... El jefe de la compañía le reclamó furioso al subgerente: "¡Usted y sus malditas ideas, Burceláguez! Puso ese letrero en la oficina, 'Piense', ¡y mi secretaria lo pensó!''... A la hora de la hora el maduro señor se dio cuenta de que no tenía ya los mismos arrestos de sus mejores años. Se disculpó con su compañera, y desolado fue al pipisrúm. Ahí, para colmo, se mojó la ropa al hacer lo que hacía. "Oye -dice muy serio bajando la mirada-. Ya me echaste a perder una noche; no me eches a perder también un pantalón''... En la playa Rosibel y Susiflor veían a los atléticos bañistas que pasaban. Exclama Susiflor mirando a uno: "¡Qué tipazo!''. "No te fíes de las apariencias -le aconseja Rosibel-. Conozco un tipo que vive en una casa con dos garages, y sólo tiene una bicicletilla''... FIN.