El muchacho y su novia visitaban el acuario. Llegan a donde estaba el pulpo, y dice ella: "Ahora que me acuerdo, Libidiano, hace mucho que no me llevas al cine''... La secretaria de exuberante busto le pregunta, nerviosa, a su jefe: "¿Qué tanto me ve, don Algón?''. "Nada, Rosilí -contesta él-. Pensaba en ese único botón que tiene su blusa. Pobrecito, él solo para tan grandes responsabilidades''... De regreso de una fiesta el doctor se dio cuenta de que una llave del fregadero en la cocina tenía una fuga. Aunque eran las 2 de la mañana llamó por teléfono a su plomero. "¡Dios Santo, doctor! -se indigna él-. ¿Por una pequeña fuga en su fregadero me despierta a estas horas?''. "Bueno -aduce el médico-. Otras veces usted me ha despertado a mí por un dolor sin importancia''. "Perfectamente -se resigna el plomero-. Entonces eche usted dos aspirinas en el fregadero, y si por la mañana persiste la fuga llámeme otra vez''... El problema de la obesidad infantil es ya motivo de preocupación entre los médicos. Todos los estudios muestran que la obesidad entre los niños es ya una especie de epidemia que está cundiendo sin control. La obesidad, ya se sabe, es causa de una gran variedad de problemas de salud. Una de las formas de prevenirla en la edad infantil sería prohibir que se vendan alimentos chatarra en las tiendas escolares, y que en su lugar se promoviera entre los niños y los jóvenes el consumo de frutas y otros alimentos sanos. Desde luego la cosa no es tan fácil: están de por medio muchos intereses económicos. Pero por encima del lucro de las empresas fabricantes de esos alimentos chatarra está la salud de los niños mexicanos. En eso las autoridades sanitarias no pueden ni deben hacer ninguna concesión... Estaban dos amigos conversando. Le dice uno al otro, pesaroso: "Terminé mi relación con Susiflor. Me devolvió todo lo que le había dado: los regalos, las cartas, las fotografías, el bebé..."... Eran las 12 de la noche y Empédocles Etílez no llegaba a su casa. Su esposa tomó el teléfono y llamó a la cantina, pues tenía la seguridad de que ahí estaba. Y en efecto, no se equivocaba: estaba ahí. "¡Empédocles! -le grita el cantinero-. ¡Te llama tu esposa!''. Tomó el ebrio el teléfono, y sin más dijo en la bocina fingiendo la voz: "Tizne usté a su madre, señora''. Y tras decir eso colgó. Dos horas después se encaminó a su casa. Cuando llegó encontró a su mujer bañada en lágrimas. "¿Por qué lloras?'' -le preguntó. Gime ella: "Te llamé por teléfono a la cantina, y un individuo me recordó la mamá''. "¡Cómo es posible! -ruge Empédocles encaminándose otra vez hacia la puerta-. ¡Ahora mismo voy a investigar quién fue!''... Al terminar la obra de la Creación el Señor les preguntó a las criaturas si tenían alguna reclamación. Habló el elefante: "Me hiciste las orejas demasiado grandes". Le explicó el Padre: "Con ellas podrás abanicarte en los días de calor". Tomó la palabra la jirafa: "A mí me hiciste el cuello demasiado largo". Razonó el Creador: "Gracias a él podrás alcanzar las hojas más tiernas y altas de los árboles". Se presentó la gallina y dijo al Hacedor: "A mí no me vas a lavar el cerebro como a los otros. ¡O haces los huevos más chicos, o me haces el funifáis más grande!"... El ginecólogo le dio instrucciones a la chica al ir a examinarla: "Acuéstate, relájate, y déjame hacer a mí''. "¡Ah, no! -se alarmó la muchacha-. ¡Exactamente eso me dijo mi novio, y por eso estoy aquí'!'... Babalucas le confió a un amigo: "Creo que el vecino piensa que mi esposa es experta en política agraria''. "¿Por qué supones eso?'' -inquiere el otro. Explica el tonto roque: "Cada rato llama por teléfono a mi mujer, y por la extensión oigo que le pregunta si está libre el campo''... FIN
