La robusta señora se estaba pesando. Le pregunta su marido: "¿Quién dijo '¡Ah caón!'? ¿Tú o la báscula?"... La antropóloga tenía relación íntima con un esquimal de la región ártica. Me voy, Nanuk" -le anunció un día. "¿Tan pronto?" -se entristeció él. "No es pronto -trata de consolarlo la mujer-. Llevo tres meses viviendo contigo". "Sí, -reconoce el esquimal-. Pero me prometiste que te ibas a quedar toda la noche"... Aquel señor tuvo un extraño sueño: vio en las pompas de su señora, tatuado, el número 77; un 7 en cada pompa. Inmediatamente se apresuró a comprar un billete de lotería terminado en 77. El premio mayor lo obtuvo el numero 707... El recién casado les cuenta a sus amigos: "Desde que me casé, cada día ha sido como un día de campo". "¿Alegría y felicidad?" -le preguntan. "No, -responde él-. Sándwiches fríos en platos de cartón"... Le dice la señora a su marido: "En algún lío debes haberte metido, porque vino un sujeto y dijo que te anda buscando para golpearte''. Se preocupa el hombre. "Y tú ¿qué le dijiste?''. Responde la señora: "Que lo sentía muchísimo, pero que no estabas''... Los malos políticos forman en México la clase o casta más conservadora. A nadie más que a ellos conviene que se mantenga el statu quo, que las cosas sigan como están. Por eso entran en alianza con los partidarios del inmovilismo; por eso se niegan a toda reforma que pudiera cambiar la situación. Si de vez en cuando se permiten audacias legislativas, eso lo hacen en lo que no toca sus intereses ni modifica las condiciones que los favorecen. Defienden sus privilegios con más vehemencia que la Iglesia Católica defendió los suyos en el siglo diecinueve. Por eso los partidos niegan a los ciudadanos el acceso a las candidaturas; por eso quien quiere participar en política debe por fuerza hacerlo bajo las siglas de alguna de esas organizaciones que monopolizan la vida pública nacional. Dicho de otra manera: en tratándose de nuestra vida cívica estamos ligeramente jodidísimos, atados lo mismo a un sistema estatista que a una partidocracia que se unen para estorbar la acción de los ciudadanos lo mismo en el campo de la economía que de la acción política. Y ya no digo más, porque se me están alterando los cuatro humores cardinales del cuerpo: sangre, pituita, bilis y atrabilis... La adivinadora de la suerte le dice a la muchacha: "Pronto llegará alguien a tu vida''. "¿De veras? -se entusiasma ella-. ¿Cuándo?''. Le responde la mujer: "Eso te lo puede precisar mejor tu ginecólogo. Yo lo único que sé es que estás embarazada''... Son las 3 de la mañana y suena el teléfono. El señor de la casa, más dormido que despierto, busca a tientas la bocina en el buró y contesta: "¿Bueno?''. Pregunta una voz aguardentosa: "¿Está Leovigildo?''. Responde el señor hecho una furia: "¡Aquí no vive ningún Leovigildo!''. "Ah, bueno -dice la voz-. Entonces llamo más tarde''... El señor le pidió al mesero un paté de hígado. "Mientras me lo preparan -le dijo-, voy al bar a tomarme una copa''. Media hora y cinco jaiboles después llegó el mesero al bar y le dice al cliente: "Señor: se le está echando a perder su hígado''. El tipo se lleva las manos a la cintura y exclama con alarma: "¿Qué ya se nota a simple vista?''... Aquella pareja estaba de luna de miel en Cancún. Le dice la insaciable noviecita a su exhausto, agotado, exánime marido: "¡Pero, Languidio! Tres mil pesos nos está costando el cuarto cada día, ¿y tú quieres ir a la playa?''... FIN