Un señor y su esposa cumplieron 35 años de casados (bodas de coral). Por esos mismos días ambos llegaron a los 60 años de edad. Decidieron celebrar sus aniversarios en términos modernos, vale decir, de libérrima apertura: cada uno iría por su lado a donde le viniera en gana, y festejaría la ocasión como quisiera. Ella escogió ir a Cancún; él prefirió Acapulco. Por medio de mensajes se comunicarían sus respectivas experiencias. Recibió la señora el de su marido. "Conocí a una mujer extraordinaria. Tiene 30 años. La estoy pasando fantástico. ¿Te imaginas? ¡60 con 30!". Responde la señora: "Querido: yo conocí igualmente a un hombre extraordinario. También tiene 30 años. Y la estoy pasando doblemente fantástico, porque tú y yo sabemos que 60 no entra en 30, pero 30 entra dos veces en 60". (No le entendí)... "¡El mundo va directo hacia su perdición! -clamaba el predicador con voz altitonante-. ¡Todo es promiscuidad sexual! Ya no sólo lo hacen él con ella y ella con él: ahora también lo hacen él con él, y ella con ella. ¡Qué escándalo!". Pepito se inclina hacia su compañero de banca y le dice al oído: "Se le olvidó lo de yo con yo"... Alguna vez se reconocerán los graves daños que el llamado "agrarismo" causó a México. En nombre de la justicia social el campo mexicano fue arrasado, y los campesinos fueron convertidos en menores de edad o incapaces sujetos a tutela. De la férula de los hacendados pasaron a la peor férula del comisario o cacique político, y acabaron por depender en todo del Gobierno. Cuando éste no tuvo ya qué darles vino la emigración masiva de los hombres del campo hacia los Estados Unidos, y el consecuente abandono de sus tierras. Ahora el fracaso del ejido es evidente. La política agraria que derivó de la llamada Revolución, copia de modelos extranjeros, trajo consigo el desplome total de la producción agrícola, que se ha salvado sólo por la acción de los pequeños propietarios. Hoy por hoy quienes todavía viven en el campo dependen de las dádivas de los gobiernos, y se inscriben, para poder sobrevivir, en una docena de programas que son en verdad sólo dispensadores de limosnas. De no ser por esas apresuradas donaciones, y por las remesas que envían los paisanos que viven y trabajan en "el otro lado" ya se habría producido un estallido social de grandes proporciones. Poco a poco las tierras pertenecientes a los ejidos están pasando otra vez a manos de particulares, una evidencia más del descomunal error que fue aquel experimento socializante que se llamó "agrarismo", fincado quizá en la buena fe, pero que no tomó en cuenta las cicunstancias particulares de México y de los mexicanos... Le comenta un tipo a otro: "Estoy algo preocupado: a mis años me van a hacer la circuncisión". "Tienes razón en preocuparte -le dice el otro-. Yo ya pasé por eso". "Y ¿duele mucho?" -pregunta con inquietud el otro. "Una cosa te diré -replica el tipo-. Yo no pude caminar sino hasta un año después de que me hicieron la circuncisión". "¡Qué barbaridad! -exclamó consternado el otro-. Pues ¿cuándo te la hicieron?". Responde el individuo: "De recién nacido"... Iba a empezar en el hipódromo la carrera principal, y el veterinario que revisaba a los caballos sorprendió a un jockey dándole al suyo una sustancia blanca. "¿Qué le estás dando?" -le pregunta con severidad. "Es azúcar, doctor" -responde el tipo. "A ver" -prueba el doctor. "Dame más" -vuelve a pedir. "Está bien -se da por vencido-. Creo que, en efecto, es azúcar. Ve al arrancadero". Se retira el doctor, y el jockey, feliz de la vida, le dice a su caballo: "¡Ahora sí, Flamazo, a correr! ¡El único que puede ganarte es el veterinario!"... En el club nudista una de las socias le comenta a otra: "¡Qué ojos de lujuria tiene ese Libidiano! ¡Te viste con la mirada!"... FIN.
