Una señora le cuenta a su vecina: "Ando muy preocupada. Mi hija va a presentar examen de Educación Sexual, y le dijeron que el examen será oral"... Aquella muchacha invitó a un amigo a cenar en su departamento. Le anunció que ella misma prepararía la cena. Llega el invitado, y le dice a la chica: "¡Estoy ansioso por gozar de tus habilidades culinarias!". "No seas impaciente -responde ella-. Primero vamos a cenar"... Llegó un viejecito con el médico, y le pidió: "Quiero una receta para comprar Sex-Lax". Sonríe el facultativo. "Querrá usted decir Ex-Lax. Es una purga". "No, doctor -insiste el viejecito-. Yo quiero Sex-Lax. Para lo otro no tengo problema"... A medias de la noche la esposa de Babalucas le dijo a su marido: "No sé qué me sucede, Baba. Tengo insomnio". Sugiere el tonto roque: "Duérmete, a ver si se te pasa"... El rabino declaró: "Comer carne de puerco es comparable a cometer adulterio". Un hombre se inclina sobre su vecino y le dice en voz baja: "Yo he hecho las dos cosas y, la verdad, no encuentro razonable la comparación"... Se celebraba en Las Vegas la Convención Internacional de Adivinos, Videntes, Profetas, Similares y Conexos. Uno de los asistentes le comenta a otro: "Aruspicio está jugando en el casino como si mañana se fuera a acabar el mundo". "¡Caramba! -se preocupa el otro-. ¡A lo mejor sabe algo!"... La curvilínea muchacha de exuberantes encantos corporales le dice al joven siquiatra: "No puedo ver a un hombre sin sentir el irresistible deseo de entregarme a él. ¿Tiene eso algún nombre?". "Sí -responde el analista-. Para mí eso se llama buena noticia"... El maduro señor le pregunta a la muchacha: "¿Podrá usted aprender a amarme, señorita Susiflor?". "Supongo que sí, don Geroncio -responde ella-. Claro, si me paga las lecciones"... Una joven y guapísima señora le contó a su marido: "Fui con el doctor, y me hizo que me quitara la ropa para medirme". "¡Cómo es posible! -clama el esposo-. ¡Para medirte no era necesario que te desvistieras!". "Ay, Otelio -replica la muchacha-. ¿A poco vas a saber tú más que el doctor?"... El señor vio que su pequeño hijo estaba llorando en el jardín. Le preguntó: "¿Por qué lloras, hijito?". Responde el pequeño, gemebundo: "¡La araña me picó!". El señor entra en la casa, y pregunta con enojo: "¡Suegra! ¿Inyectó usted al niño?"... Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, fueron al zoológico, y se acercaron demasiado al sitio donde estaba el gorila. El forzudo animal echó mano a la señorita Celiberia, tras de lo cual la arrastró al fondo de la cueva que le servía de morada. Himenia prorrumpió en ayes de aflicción. "Entendemos su llanto, señorita" -le dice uno de los espantados visitantes. "En cambio yo no entiendo al gorila -responde ella entre sus lágrimas-. - ¿Qué tiene Celiberia que no tenga yo?"... El niñito le pregunta a su papá: "¿Alguna vez te enamoraste de una maestra?". "Sí, hijo -responde el señor evocadoramente-. Una vez me enamoré perdidamente de una profesora". Vuelve a preguntar el pequeño, lleno de interés: "¿Y qué sucedió?". Responde muy triste el señor: "Tu mamá te inscribió en otro colegio"... La esposa del pintor le sirvió de modelo para un desnudo. "¡Qué imprudente eres! -exclama ella al ver el cuadro terminado-. ¡Todos tus amigos van a saber que me usas de modelo!". "¿Cómo puede ser eso? -responde el pintor con extrañeza-. Te cambié la cara por completo". " Sí -concede la mujer-. Pero me dejaste los lunares que tengo en las pompis"... FIN.