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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Esa mañana don Languidio, señor de edad madura, experimentó súbitamente una tumefacción en la entrepierna que hacía mucho tiempo no sentía. "¡Mujer, ven rápido!" -llamó con anhelante voz a su señora. Llegó ella presurosa a la recámara, y al ver aquella visión, casi olvidada ya, empezó a aligerarse los vestidos. "¿Qué haces, insensata?" -clamó el esposo desesperadamente. "Me llamaste ¿no?" -respondió ella sin suspender su acción ni quitar la mirada del prodigio. "Sí -contesta don Languidio-, pero no para eso. Trae un notario que dé fe de este acontecimiento, pues no me lo van a creer mis amigos del café"... En el muelle del Puerto de Palos las tres carabelas se disponían ya a zarpar. Cristobal Colón, el Gran Almirante del Océano, sube a la nave capitana. Su esposa, ahí presente, le dice en tono áspero: "Te espero en casa antes de la cena ¿eh?"... Babalucas le puso a su perrito un nombre raro: "Quieto". Bien pronto el pobre animal se volvió loco. "¡Ven acá, Quieto!". "¡Siéntate, Quieto! ¡Camina, Quieto!"... En el Club de Lectura de los jueves doña Panoplia presentó a las socias la que a su juicio era la última novedad editorial: "El amante de Lady Chatterly", de Lawrence. Al empezar su disertación dijo esto: "No leeré todos los pasajes; únicamente aquéllos que por su obscenidad considero interesantes"... México vive horas muy difíciles. Más que cualquier crisis económica o política, la falta de seguridad está dañando gravemente la vida mexicana, y causa considerables perjuicios al País. Bien se puede decir que no hay actividad -el comercio, la industria, el campo, el turismo- que no resienta ahora los efectos del clima de temor que impera. Otros países han afrontado emergencias similares, y al final han resuelto sus problemas de inseguridad. El caso de México, sin embargo, es muy particular, por su vecindad con los Estados Unidos. De esa cercanía deriva la mayor parte de nuestras dificultades. La facilidad con que ahí pueden comprarse armas de todos tipos -hasta las más letales, propias de un ejército-, ha dado poder a quienes en México actúan con violencia. Cosa increíble es que en nombre de la libertad se siga permitiendo en el país del norte ese comercio ilimitado de armas, tan nocivo. Quienes desde la NRA y otras asociaciones semejantes defienden con virulencia la venta y posesión de armas, y aquéllos que por corrupción permiten que sus compradores las hagan pasar por la frontera, deben sentirse culpables de cada una de las muertes violentas que en México suceden. Y ya no digo más, porque estoy muy encaboronado... En el restorán la guapa señora le pregunta al encargado: "Perdone: ¿el tocador de señoras?". Haciendo una elegante reverencia dice el tipo: "Con él está usted hablando"... Gemebundo, el pequeño se queja con su madre: "¡Mami, en la escuela los niños me dicen 'El hombre lobo'!". La señora consuela a su retoño: "No les haga caso m'hijito. Ande, vaya a peinarse su carita"... Don Geroncio acudió a la consulta de un médico. Le dijo: "Doctor, acabo de cumplir 90 años. Recientemente contraje matrimonio con una mujer de 30. Ahora ella está embarazada. ¿Qué piensa usted de eso?". El facultativo, después de meditar el caso, le dice a don Geroncio: "Déjeme que le cuente una historia. Tengo un amigo cazador. Cierto día, por equivocación, tomó su paraguas en vez del rifle que llevaba a sus cacerías. De pronto se vio frente a un oso. Mi amigo le apuntó con el paraguas. Sonó un disparo, ¡bang!, y el oso cayó muerto. ¿Qué piensa usted de eso?". Responde don Geroncio sin dudar: "Pienso que fue otro el que disparó la bala". Le dice entonces el doctor: "Exactamente"... FIN.

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