Se casaron el ciempiés y la ciempiesita. En la noche de bodas ella le dice a él, acostada ya en la cama: "Estoy muy sola aquí". Responde el ciempiés: "No sabes lo acompañada que vas a estar cuando acabe de quitarme los zapatos"... Pedía un señor con lamentosa voz: "Por favor, no me digan 'cabrón', porque me duermo". Se asombraban sus amigos: "¿Por qué te sucede eso?". Explica el señor: "Es que cuando era yo muy pequeñito, mi mamá me tomaba en sus brazos para dormirme, y me decía siempre: '¡Duérmase, cabrón!'". (Y le quedó el reflejo condicionado, como a los perros de Pavlov: Firuláis-campana-saliva; saliva-campana- Firuláis)... Babalucas marcó un número telefónico, y preguntó: "¿Está Baudelia?". Le responde una voz: "Aquí no vive ninguna Baudelia. Marcó usted un número equivocado". Responde el badulaque: "Y si sabe usted que el número está equivocado, ¿entonces por qué contestó?"... Afrodisio Pitongo, hombre proclive a los deliquios de la carne, se topó en la calle con un amigo a quien hacía mucho tiempo no veía, y lo invitó a su casa. El visitante se sorprendió al ver a dos mujeres en la sala. Una, añosa y robusta, estaba atada con fuertes sogas a una silla, y una mordaza le cubría la boca. La otra, joven y escultural, leía una revista de entretenimiento tendida lánguidamente en un diván, como Elizabeth Taylor en "Cleopatra" (1963, dirección de Joseph Mankiewicz). Le dice Afrodisio a su amigo: "Te presento a mis dos mujeres: la primera y la actual"... Hace unos días recibí una agradable llamada telefónica. Un destacado político priista, ex secretario de Gobernación, me llamó para decirme que pronto se abrirán las puertas a las candidaturas independientes, y que los ciudadanos podrán presentarse como candidatos a puestos públicos, de autoridad o de representación, sin tener que ser postulados por un partido político. Falta sólo determinar -me dijo el personaje- en qué momento, si en el de la postulación o al término del proceso electoral, se entregarán al candidato independiente las prerrogativas económicas que determina la ley, y con qué requisitos. Buena noticia es ésa, pues implica el rompimiento del monopolio que los partidos han detentado sobre la vida pública de México, y amplía considerablemente el margen del ejercicio democrático. La propia ley se encargará de impedir los abusos que este cambio podría originar, y de evitar cualquier riesgo que derive de él. Poco a poco, pero vamos perfeccionando cada día nuestra aún incipiente democracia... Un tipo entró en el elevador y se puso un cigarro en los labios. Doña Panoplia, dama de sociedad, iba en el ascensor, y le dijo con tono áspero: "No se puede fumar aquí". Contesta el hombre: "No estoy fumando". "No -reconoce doña Panoplia-, pero tiene usted un cigarro en la boca". Replica el individuo: "También tengo allá aquello que le platiqué, pero no estoy haciendo aquello que le platiqué"... Doña Jodoncia recibió en su casa a las señoras del Club de Costura, y les mostró con orgullo el retrato de sus hijos. En eso acertó a llegar don Martiriano, su marido. Con enojo doña Jodoncia lo presenta a sus amigas, y les dice a manera de justificación: "Ha estado tanto tiempo con nosotros, que ya es como de la familia"... Lord Feebledick llegó a su casa al terminar la cacería de la zorra, y encontró a su mujer, lady Loosebloomers, en apretado trance de lujuria con Jock MacCock, el lacertoso guardabosque. Llamó lord Feebledick a su fiel mayordomo James, y le pidió que le trajera su escopeta belga de dos cañones, la que usaba en la casería del faisán. James trajo el arma, y lord Feebledick apuntó con ella a Jock MacCock. "¡Por Dios, milord! -le dijo James con tono de reproche-. No le dispare estando en tierra. Haga el tiro, como a los faisanes, cuando levante el vuelo".... FIN.
