Babalucas le pregunta a un amigo: "¿Qué es 'ósculo'?". Le dice el amigo: "Es un beso". "Ya sé que es un beso -replica Babalucas-. Pero ¿en dónde?"... El Poqui Tapolla fue con cierto doctor a fin de que le hiciera un examen general de salud. Obró bien al hacer eso (y seguramente después obró mejor). La salud es el mayor bien que tenemos. Lástima que para conservarla debamos renunciar a tantos bienes. La salud es riqueza. (La frase, dicha al revés, deja de ser verdad). Una de las principales fuentes de la salud es el estómago. Ahí se fragua -Cervantes dixit- el bienestar del cuerpo. He notado que los mejores estómagos son los de los conservadores. Muy pocas veces un radical tiene buena digestión. Pienso que el hierático gesto que don Benito Juárez tiene en las estatuas no es por el heroísmo, sino por la dispepsia. Pero me estoy apartando del relato. Al examinar al Poqui Tapolla, el médico se asombró al observar el reducidísimo tamaño de la parte viril de su paciente. Con mucho tacto le hizo notar esa penosa circunstancia. Dijo el Poqui: "Pero viera, doctor, qué buena me ha salido. Mi esposa y yo tenemos ocho hijos". Inquirió, curioso, el facultativo: "Y la notable pequeñez de la aludida parte ¿no le causa problemas?". "A veces sí -reconoció Tapolla-. Por ejemplo, de día batallo mucho para hallármela". "¿Sólo de día? -se extrañó el galeno-. ¿En la noche no batalla?". "No, -responde el Poqui-, porque en la noche somos dos los que buscamos"... El Papa Benedicto pidió perdón a quienes han sido víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Ojalá llegue el día, y yo lo vea, en que otro Papa pida perdón a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia por haberlos sometido a ese aberrante abuso que es la virginidad y el celibato obligatorios. Fruto de la soberbia y la ambición de riquezas terrenales ha sido esa inhumana exigencia, atentado flagrante contra la ley divina, que ninguna lucubración teológica, ningún inventado símbolo o analogía, pueden justificar. El Pontífice asumió con sinceridad y valor un compromiso: el de hacer todo lo posible -dijo- porque aquellos abusos no se vuelvan a repetir. Será difícil que no desaparezca el grave mal si la Iglesia no reconoce la naturaleza humana, según la creó Dios. Así como en el Concilio Vaticano Segundo se reconcilió con la modernidad del mundo de los hombres, así también debe la Iglesia reconciliarse con la Naturaleza y con la vida, ambas creación divina. Eso; el respeto a los derechos y dignidad de la mujer, con su plena incorporación a la vida eclesial; la prohibición de que los niños sean puestos bajo el dominio de la Iglesia, y hagan renuncia al ejercicio de su sexualidad, antes de tener conciencia y voluntad propias; y, sobre todo, quitar al celibato su carácter coercitivo, permitiendo que haya sacerdotes casados, y casados sacerdotes; eso, digo, no sólo reducirá considerablemente la posibilidad de abusos sexuales, sino que dará nueva vida a la Iglesia, cuya existencia misma está hoy amenazada por la escasez de sacerdotes y la falta de nuevas vocaciones. Esto que digo no es un ataque. Es, aunque no lo parezca, una expresión de amor... Le dice un tipo a otro: "Compadre: si le hiciera yo el amor a su mujer, y la dejara embarazada, ¿sería eso un abuso?". "No, compadre -responde el otro-. Sería simplemente un empate"... FIN.