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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Llegó un individuo con el médico. "Doctor -le dice-. Soy padre ya de siete hijos. Mi esposa no admite ningún medio de control natal, y yo no me decido a hacerme una vasectomía. ¿Qué me recomienda?". Responde el facultativo: "Acaba de salir un nuevo anticonceptivo para hombres. Tome usted una cucharadita diaria de este frasco. Así ya no tendrá más hijos". A los tres meses regresó el individuo. "Doctor -le informó al médico-, otra vez mi esposa está embarazada". Pide el facultativo: "Déjeme consultar el vademécum, para ver qué señala sobre ese medicamento". Luego de leer le indica al tipo: "Dice el libro que quizá la dosis prescrita fue insuficiente. Después del nacimiento de este nuevo bebé empiece usted a tomar dos cucharaditas cada día, en lugar de una". Pasaron unos meses, y otra vez regresó el individuo. Desolado, le dijo al doctor: "Tomé dos cucharaditas diarias del medicamento, como me dijo usted, pero el aumento de la dosis no sirvió de nada. Nuevamente mi esposa está esperando". Solicitó el médico: "Permítame consultar otra vez el vademécum". Lee, y le comunica al sujeto: "Dice el libro que si dos cucharaditas tampoco dieron resultado, eso quiere decir que el medicamento se lo está tomando el hombre equivocado"... Durante muchos años, no sé si todavía, los urinarios públicos de Roma fueron llamados "vespasianas". Tomaron ese nombre del emperador Vespasiano, a quien se le ocurrió la idea de instalar baños públicos en la capital del Imperio, y cobrar por su uso a fin de allegar dineros al erario. Los romanos se vengaron de esa nueva forma de tributo, y bautizaron las letrinas con el nombre del emperador. Uno de los hijos de éste le dijo que el dinero que se recaudaba por tan ruin concepto era innoble. Vespasiano tomó una de las bolsas con monedas que le acababan de entregar, recogidas de aquellos excusados, y dijo con expresión de simulado asombro: "Non olet"; o sea: "No huele". El dinero vale, en efecto, sea cual fuere su origen o su procedencia. Cuando el señor cura del pueblo dudó en admitir el cuantioso donativo que para la reconstrucción del templo deseaba hacer la única chica mala del lugar, uno de los feligreses le gritó desde la última fila: "¡Acepte el dinero, padre! ¡Contiene aportaciones de todos nosotros!". En México los partidos políticos reciben sumas muy cuantiosas para el sostenimiento de su profusa burocracia. Todos los partidos, sea cual fuere el lugar que ocupan en el espectral espectro de nuestra política, defienden por igual eso que con exacta aplicación del término recibe el nombre de "prerrogativas". Y es que, como dijo Vespasiano, el dinero no huele. Pero una cosa puedo asegurar: esos partidos, tan ricos en un país tan pobre, tienen un cierto tufo a vespasiana... Llorosa y afligida, la muchacha les dijo a sus papás que su novio era un terroncito de azúcar. "¿Y eso te hace llorar?" -se ríe el señor. "Sí -gime ella-. ¡Es que ya me engordó!"... La señora recién llegada al barrio fue a visitar a su vecina. Se pusieron a platicar, y pronto entraron en confianza. Relata la anfitriona: "Cuando me casé con él, mi marido era un patán, pero poco a poco lo he ido moldeando, y ahora es un hombre educado". Apenas acababa de decir eso cuando entró el sujeto. Después de saludar atentamente se lanzó sin más sobre su esposa y procedió a hacerle el amor ahí mismo, sobre la alfombra, ante la mirada atónita de la visitante. Una vez saciado su elemental instinto el tipo se levantó; se acomodó la ropa; dijo: "Con permiso", y salió. La esposa se levanta, se arregla también las ropas en desorden, y le dice muy orgullosa a su vecina: "¿Lo ves? Ya saluda y dice 'Con permiso'"... FIN.

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