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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Don Frustracio les contó a sus amigos: “Desde que nos

casamos mi esposa se unta el cuerpo todas las noches

con un aceite para lubricar la piel”. Le pregunta uno:

“Y eso ¿ha traído algún efecto?”. “Sí -contesta don

Frustracio-. No hemos tenido familia”. Inquiere el

otro, extrañado: “¿Qué tiene qué ver el aceito lubricante

de la piel con la falta de familia?”. Explica don

Frustracio: “Cada vez que me le subo a mi esposa, me

resbalo”... Babalucas, el tonto más grande del condado,

fue nombrado juez de barrio. En su primer día de

actuación el gendarme del pueblo le presentó a un sujeto.

“Lo detuvimos porque tiene dos esposas’’ -le dice

el jenízaro al flamante juzgador. “¡Ah! -ruge Babalucas

encarándose con el acusado-. ¿Conque muégano?’’.

(Acotación: al hombre que tiene dos esposas no se le

llama muégano; se le llama bígamo. Tener tres mujeres

es trigamia. Tener dos es bigamia. Y tener una sola

es muy monótono)... Pepito tenía 3 años, y andaba

encueradito en el jardín de su casa. También sin nada

encima andaba Rosilita, la hija de los vecinos, de la

misma edad de Pepito. Los dos jugaban juntos, sin ninguna

malicia, como Adán y Eva antes de perder la inocencia.

(Después de perderla, nuestros primeros padres

aprendieron a jugar mejor). Llegó la abuelita de

Pepito, y se sorprendió al verlo sin ninguna ropa. “¿No

te da vergüenza?’’ -le dice muy escandalizada-. Lo metió

a la casa y le puso un calzoncito. Pepito regresó con

la niña. “¿Qué es eso?’’ -pregunta Rosilita señalando

la prenda que Pepito llevaba. “No sé -responde él-.

Creo que es algo para que me dé vergüenza’’... De no

haber sido por la Presa Rompepicos, construida casi

en su totalidad e inaugurada en el sexenio de Natividad

González Parás, Monterrey habría sido otra Nueva

Orléans. Esa presa, en efecto, contuvo algo así como

el 60 por ciento del caudal que llevaba la cuenca

que desemboca directamente en la capital de Nuevo

León. Igualmente las redes de drenaje pluvial y colectores

que recogen las aguas en la ciudad y evitan que

vayan por las calles, obras hechas en ese mismo sexenio

con un costo aún mayor que el de Rompepicos, evitaron

que fuera inmensamente mayor el número de

las colonias afectadas. Desde luego todas esas obras

no se ven, y no son por tanto reconocidas, pero no cabe

duda que sirvieron de mucho en esta grave contingencia.

Otra presa -si no es que dos- del mismo tipo

que la de Rompepicos, y más obras urbanas semejantes

a las que se hicieron en tiempos del anterior gobernador,

beneficiarían grandemente aMonterrey, que en

un siglo ha sufrido ya cuatro inundaciones de efectos

graves. Luego de los daños que causaron, esas catástrofes

han sido ocasión para que los laboriosos regiomontanos

pusieran en ejercicio su fortaleza y capacidad

de recuperación... El joven empleado le pidió a su

patrón que le permitiera faltar el siguiente día. Le dijo

que su esposa iba a tener bebé. “¡Felicidades! -lo

congratuló el señor-. ¡Claro que puedes tomarte el día!

Y ¿qué va ser el bebé? ¿Niño o niña?”. Responde el muchacho:

“Es demasiado pronto aún para saberlo. Tardará

todavía unos nueve meses”... “Doctor -le dijo un

tipo al médico-. Se me olvidan las cosas. ¿Qué debo hacer?”.

Respondió el facultativo sin dudar: “Pagarme

por adelantado”... Pirulina, muchacha de amplio criterio

y generosidad más amplia todavía, decidió cambiar

de vida y volver a la senda de la virtud y el bien.

Convenció a una amiga, y las dos asistieron a un retiro

espiritual que duraría una semana. Al sexto día comentó

Pirulina: “Mis piernas ya han de estar aburridas

una de otra. Jamás habían estado juntas tanto

tiempo’’... FIN.

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