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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"¡Este hombre me violó, señor juez!". La acusadora medía 2 metros de estatura; el acusado 1.50. Hagan ustedes de cuenta Sigourney Weaver y Danny de Vito. Y sin embargo aquella alta mujer acusaba al chaparrito de haberle arrebatado la flor de su impoluta doncellez. "Es difícil creer que este hombre haya cometido tal abuso -dudó el juez-. Usted es de elevada estatura; él es un príncipe charro, por no decir un chinche chaparro". "¡Le aseguro que estoy diciendo la verdad, señor juez! -jura la mujer-. ¡Me violó!". Insiste el juzgador: "Pero, usted tan alta; él tan bajito...". "Bueno -reconoce la denunciante-. Me agaché un poquito"... En el club uno de los socios declaró: "Lo único que aprendían las muchachas de Oestrus College era a follar". "¡Oiga" -protesta uno de los circunstantes-. ¡Mi esposa estuvo en Oestrus College!". "¿Quién es ella?" -pregunta con toda calma el individuo. "Es Lady Paraphilia" -responde el que protestó. "La conozco -dice el otro-. Y créame usted: le hace falta un curso de actualización"... El ardiente galán le pedía con vehemencia a la muchacha: "¡Rosilí, entrégame la flor de tu virginidad!''. "Te la entregaría con mucho gusto, Libidiano -responde la muchacha-, pero ya está cortada''... El pulpo y su novia fueron al cine. En la cómplice oscuridad de la sala se oyó un reclamo de ella: "¡Octopio! ¡No me agarres ahí!". "Pero, mi vida -se justifica el pulpo-. ¿Por qué crees que se llaman 'tentáculos'?"... Hay quienes piensan que los grafitos -o graffiti- que manchan las paredes de nuestras ciudades son cosa de los empecatados tiempos que vivimos. Se equivocan. Aun antes de Cristo los muros de las ciudades griegas y romanas estaban llenas de inscripciones. En Pompeya, por ejemplo, se hallaron miles de ellas, tantas que un poeta de cuyo nombre no quedó memoria hizo este dístico: "Admiror, paries, te non cecidisse ruinis, / qui tot scriptorum taedia sustineas". Eso quiere decir algo como esto: "Mucho me admiro, pared, de que no caigas hecha escombros bajo el peso de tantos ocios de escritores". Los grafitos pompeyanos son del tipo de los que aquí se leen en los retretes públicos. Algunos son injuriosos, como aquel que vio Salvador Novo, acerca de él mismo, en un excusado de la SEP. Decía el tal letrero: "Novo es p...". Al lado de esa inscripción el ingenioso escritor puso otra: "Y el secretario de Educación también". Explicó: "Así me aseguro de que las borren pronto". Muchos de los graffiti de Pompeya tienen carácter sicalíptico. "Tiria es putaña". "Por dos monedas Lais chupa". En los dibujos, los habitantes de aquella hedonística ciudad dejaban suelta su imaginación erótica. Son incontables las representaciones fálicas. ("Pos a mí me parecen otra cosa", dijo una turista que las vio). Con todo esto quiero expresar sólo una idea: que nuestros tiempos no son mejores ni peores que los de antes. En cosas de moral todo tiempo pasado fue igual... Babalucas le informó al padre Arsilio: "Ya nada más me falta el pitcher". "No te entiendo, hijo -se desconcertó el buen sacerdote-. ¿De qué me estás hablando?". "Acuérdese, padrecito -le recordó el tonto roque-. La última vez que me confesé con usted, me puso de penitencia hacer una novena". (¡Pero no de beisbol, mentecato! ¡De devoción!).... El papá de Pepito veía en la tele un partido importante de futbol. A su lado, el niño leía el periódico. "Mira, papi -comentó el chiquillo en el momento más emocionante del juego-. Aquí dice que viene una onda fría''. Distraído, el señor le contestó sin quitar la vista de la pantalla: "Honda... Fría... Ha de ser tu mamá, hijo''. (No le entendí)... FIN.

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