Aquel muchacho se casó con una chica de table dance. Alguien le preguntó cómo le iba en su matrimonio. "Muy bien -respondió el joven-. El único problema que tengo es cuando quiero hacerle el amor. Si no le aplaudo no se desviste"... Lo femenino está tan lejos de lo feminista como Samarkanda de El Moquetito, Tamaulipas. Una famosa adalid del feminismo, Gloria Steinem, postuló que una mujer ha conquistado la liberación cuando tiene sexo antes del matrimonio, y un empleo después del matrimonio. Pues bien: lo femenino nada tiene qué ver con el empleo, ni con el matrimonio, ni con el tiempo en que se ejerce el sexo. Tiene qué ver con la mujer en su plenitud de tal. Una mujer así, cabalmente femenina, es una mujer-mujer. Ante ella los varones nos rendimos, y guardamos la misma actitud de adoración que ante otros misterios semejantes, por ejemplo el de Dios. Ese misterio, el de lo femenino, reside en todas las mujeres, aunque algunas intenten con torpeza matar lo que más de mujer existe en ellas. En ciertas mujeres, sin embargo, la esencia de lo femenino encarna con mayor intensidad. Cuando Leonardo pintó a la Mona Lisa no pintó a una mujer: pintó a La Mujer. Hubo en mi tiempo otra mujer-mujer: Zsa Zsa Gabor. Nació en Hungría; quizá por eso tuvo espíritu gitano. Su arte verdadero no fue el de la actriz: fue el arte de la vida. Jugó a vivir, y así su biografía es un juego delicioso. La irreverencia que tuvo ante lo consagrado la acerca a Mae West, otra mujer-mujer. En cierta ocasión un entrevistador le preguntó a Zsa Zsa cuántos maridos había tenido. Respondió ella con inocencia: "¿Quiere usted decir, aparte de los míos?". Otra vez declaró: "La verdad es que soy una mujer casera: cada vez que me divorcio me quedo con la casa". Entre sus maridos contó al actor George Sanders y al hotelero Conrad Hilton. De este último dijo: "Fue muy generoso conmigo: cuando nos divorciamos me dio 5 mil Biblias de las que pone en sus hoteles". A Rafael Trujillo, el dictador dominicano, lo exprimió en sentido recto y figurado. Por poco le quita la República Dominicana. Henry Kissinger fue otro de sus enamorados. Falló a una cita con ella, pero justificadamente: "No puedo verte hoy en la noche porque mañana vamos a invadir Camboya. Pero no se lo digas a nadie: aparte del Presidente y de mí, eres la única persona que lo sabe". Con sus frases podría hacerse un libro. "No sé mucho de sexo. Casi siempre he estado casada"... "Me gustan los niños. Del resto de la gente puedo prescindir"... "Ya sé que mis pompis no son tan atractivas. Pero bien que me han servido"... Y algo que dijo a sus amigos: "¡Por ningún motivo vayan a faltar a ninguna de mis bodas!"... He hablado hoy de Zsa Zsa Gabor porque a sus 93 años acaba de sufrir una fractura de cadera tras haberse caído en su casa. El ángel que cuida a quienes han alegrado la vida de su prójimo cuide la vida de Zsa Zsa Gabor... Ante el juez, Afrodisio Pitonier se defendía de la demanda de paternidad que interpuso contra él una de sus novias. "¿Niega usted -le pregunta con voz severa el juzgador- haber dormido con su acusadora?". "Señor juez -replica, solemne Pitonier-. Le juro que no pegué los ojos en toda la noche"... Un tipo le dice a otro: "Esta computadora es infalible. Pregúntale cualquier cosa". Teclea el amigo: "¿Dónde está mi padre?". La respuesta aparece en la pantalla: "Está de vacaciones, pescando". "¡Ja! -se burla el que había preguntado-. La computadora no sirve para nada. ¡Mi padre murió hace 20 años!". Dice el dueño del aparato: "No me explico la falla. Haz la pregunta en diferente modo". Vuelve a teclear el otro: "¿Dónde está el esposo de mi madre?". Y sale la respuesta: "El esposo de tu madre murió hace 20 años. Tu padre acaba de pescar un robalo de 2 kilos"... FIN.