En la noche de bodas la novia le dice a su galán: "Quiero que lo hagamos con la luz apagada". "De ninguna manera -se opone él-. Lo haremos con la luz encendida". Ella cede, y empieza a desvestirse. Cuando queda sin ropa la ve su flamante maridito y dice: "Tienes razón. Vamos a hacerlo con la luz apagada"... Don Avaricio estaba preocupado, pues lo iban a operar. El médico lo tranquiliza: "No se preocupe usted, señor. La operación que voy a practicarle es muy sencilla; no presenta ninguna dificultad; es cosa de rutina, y dura sólo unos minutos". "Gracias por decírmelo, doctor -responde con temblorosa voz don Avaricio-. Por favor recuerde todo eso a la hora de hacer su recibo"... Babalucas y su esposa iban por la calle. Ella vio a un perro al que le faltaba un ojo. Le dice a su marido: "Mira ese pobre perro con un solo ojo". Babalucas se tapa un ojo y pregunta: "¿Cuál perro?"... Era un inglés que amaba tanto a su esposa que un día casi llegó a decírselo... Un rico vejancón casó con una linda chica. Le pregunta un amigo al desposado: "¿Cómo hiciste para lograr que se casara contigo? Ella de 20 años; tú de 80". Contesta el ricachón: "Mentí acerca de mi edad. Le dije que tengo 90"... Solicia Sinpitier, madura señorita soltera, presentó una denuncia en la demarcación de policía de aquel pequeño pueblo: "Pasé una semana en una cabaña del bosque, sola. Todos los días llegaba un rudo leñador, y en forma brutal, con gran violencia, saciaba en mí sus lúbricos instintos". Le dice el encargado: "Buscaremos a ese hombre; lo apresaremos, y haremos que pase el resto de su vida en la cárcel". La señorita Sinpitier vacila: "Eso me parece demasiado drástico. ¿No podrían pedirle simplemente que sea un poco más delicado?"... Triste cosa, muy triste, es el martirio. No prueba absolutamente nada, a no ser la voluntad del mártir de morir por una causa. Pero el martirio no es evidencia de la justicia de esa causa, de su verdad o su razón. Todas las religiones han tenido mártires, lo mismo el cristianismo que el judaísmo o el Islam, y su martirologio no demuestra que alguna de ellas sea la única verdadera religión. El catolicismo, que ofrece el catálogo más numeroso, más variado y colorido de los mártires, contribuyó con generosidad a aportar mártires a los credos que se le oponían. Aun las doctrinas más execrables y perversas han tenido mártires. El nazismo los tuvo, cantados en marciales himnos y exaltados en las películas de Leni Riefenstahl. Hay quienes tienen vocación de mártires. Quizá no estén dispuestos a vivir por un ideal, pero sí les atrae la idea de morir por él. Y es que el martirio es una de las pocas formas de notoriedad para la cual no se necesita tener habilidad ninguna. Simplemente te dejas matar, o te dejas morir. Y eso no es difícil. Lo realmente difícil es seguir viviendo a pesar de la sinrazón del mundo, de la injusticia o la mentira que hay en él, y dedicar la vida a luchar contra esos males. El martirio, lo dije, es cosa triste. Pero es más triste ofrecerse como mártir por un motivo deleznable, sin sombra de nobleza que justifique el sacrificio, sin la dignidad que confiere la grandeza de una causa, aun equivocada. Entonces el martirio se vuelve suicidio, acto irracional. No queda la gloria; quedan sólo la duda y el olvido. La vida es un valor muy grande como para entregarla a algo que no vale. Ser mártir de una causa es doloroso. Más doloroso todavía es ser mártir sin causa... Un tipo le comenta a su mujer: "Creo que el niño ya está demasiado grande como para que le sigas dando pecho". Pregunta ella: "¿Por qué lo dices?". Razona el individuo: "Por principio de cuentas, él mismo te desabrocha la blusa. Luego, mientras le das un seno él te acaricia el otro. Además después de cada sesión te entrega un billete, y luego se fuma un cigarrito"... FIN.