Es un peligro para México decir que López Obrador es un peligro para México. Hemos empezado a transitar, siquiera sea vacilantemente, por un camino nuevo: el de la democracia. Y ésta es como la luz del sol: incluye a todos. López Obrador es antidemocrático, pero la democracia lo abarca también a él. La democracia significa oportunidades para todos, y no es una dádiva o una concesión decir que AMLO tiene absoluto derecho a participar en la contienda democrática, de la cual forma parte en modo significativo. Nuestro país atraviesa por una grave situación de inseguridad que bien podría convertirse en grave crisis de política. Ante una situación así muchos países han caído en el golpe de Estado. Enfrentados a ese riesgo, los mexicanos debemos aferrarnos empecinadamente al ejercicio democrático. Si ese ejercicio es en verdad democrático, entonces nadie es un peligro para México. Lo peligroso es suprimir, y aun acotar o poner límites a la democracia, y excluir de ella a cualquier ciudadano, por extremadas que sean sus posturas. Bienvenido sea, pues, López Obrador a la palestra. Tampoco decir eso es graciosa concesión: es simple reconocimiento de un derecho básico. Leeré con interés el Proyecto Alternativo de Nación (otro más) que mañana presentará AMLO en el Zócalo, y espero que San Pedro -o Tláloc, en su caso- no moje los papeles en que ese proyecto estará escrito, de modo que los mexicanos podamos conocer su alternativa. En última instancia la democracia consiste precisamente en eso: en tener alternativas, y poder escoger entre ellas... Cumplida por hoy la modesta misión que me he impuesto, de orientar a la República, transito ahora por otro camino de menos trascendencia, pero también de menor aburrimiento: el del humor... Una de las palabras más populares en el inglés de Estados Unidos es la palabra "fuck". Tan popular es, que cuando la uso en algún chiste los periódicos en que escribo allá ponen "f***". Esa palabra significa "follar", o sea realizar el acto carnal, y se usa también como interjección para maldecir. Si a alguien le dicen: "Fuck!" eso quiere decir "¡Maldición!", o puede significar también: "¡Folla!". Sucede que un cantante desconocido fue a Las Vegas a probar fortuna. Se presentó con el gerente de un hotel, y le pidió trabajo como cantante en su establecimiento. Cauteloso, le preguntó el gerente: "¿No es usted hipnotizador?". "No -replicó el recién llegado-. Soy cantante". Con temor inquirió de nuevo el otro: "¿De veras no es usted hipnotizador?". "No -respondió algo desconcertado el tipo-. Ya le dije que soy cantante". "Bien -le dice el gerente-. Vaya usted con mi director de espectáculos, y dígale de mi parte que le ponga una prueba". Cuando lo tuvo enfrente, el director, receloso, le preguntó al recién llegado: "Pero ¿no es usted hipnotizador?". "No -volvió a decir el hombre cada vez más extrañado por la insistencia-. Soy cantante". "Entonces -le indica el director- pídale a nuestro pianista que le ensaye una canción". Fue, pues, el aspirante con el hombre que tocaba el piano, y éste, como con miedo, le volvió a preguntar lo mismo: "¿No eres hipnotizador?". "¡Caramba! -exclamó el cantante, ya irritado-. ¿Por qué todo mundo teme que yo sea un hipnotizador". "Voy a decírtelo -contesta el pianista-. La semana pasada recibimos en el hotel una convención de mil sacerdotes católicos y mil monjitas. Teníamos en nuestro show un comediante, pero a los cómicos se les pasa la mano a veces, y el auditorio era de gente religiosa. Así, contratamos en su lugar a un hipnotizador. El tipo era fantástico: en 10 minutos hipnotizó a todo el público. Los 2 mil asistentes quedaron totalmente bajo su influjo hipnótico. De pronto el hipnotizador tropezó en el escenario. Sin contenerse dijo en el micrófono: 'Fuck!'. El público, hipnotizado, creyó que aquello era una orden. ¡Y no te imaginas la que se hizo!"... FIN.