En una fiesta el anfitrión le dice a Babalucas: "Tengo el honor de presentar a usted al doctor Ulpiano Justiniánez". "Mucho gusto, médico -le estrecha la mano Babalucas-. Aprovecho esta oportunidad para decirle que en los últimos días he sentido un dolor testicular. ¿A qué cree usted, médico, que se deba ese penoso malestar". "Perdone usted -responde el aludido-. Soy doctor, sí, pero en Derecho". "Entonces no lo molesto más, médico -se disculpa Babalucas-. A mí me duele el izquierdo"... La ensoñadora estudiante le dice al salaz profesor: "Mi afición favorita es la poesía". "¡Magnífico, muchacha! -se alegra el lúbrico maestro-. ¡Vamos a mi departamento a que conozcas mi Longfellow!". (Nota: el infame docente hacía un execrable juego de palabras, un vil retruécano por el cual traducía ese apellido, Longfellow, como "mi largo amigo". Al hacer eso atentaba contra la respetable memoria de Henry W. Longfellow, famoso poeta norteamericano (1807-1882), el primero en ser reconocido en Europa. ¡Ah, sino adverso que los bardos sufren! Si Longfellow hubiese sabido que su nombre iba a ser empleado en forma tan villana por ese libidinoso profesor, seguramente se habría abstenido de escribir sus baladas y poemas, y no tendríamos ahora joyas literarias como "The Village Blacksmith", "Evangeline", "Ultima Thule" y "The Song of Hiawatha". Repruebo con energía la conducta de ese mal profesor)... Extraño mártir es Cayetano Cabrera. El torrente de injurias que lanzó contra Ciro Gómez Leyva lo muestra más como un rufián que como un sacrificado. Su actitud no evidencia desesperación; antes bien es el asomo de un modo de ser, el testimonio de una personalidad. Mal harán los juzgadores y las autoridades si siguen cediendo ante presiones como ésta de un sospechoso ayuno -¡con qué garboso paso salió de él quien ayunó durante tantos días!- que terminó en agua de borrajas por su inconsistencia y su falta de verdadera causa. La torpe embestida verbal en que incurrió Cabrera, sus calumnias contra el periodista, desprestigian aún más un movimiento puramente sindical que a falta de justicia y de razón se está fincando en la violencia... Capronio, ruin sujeto, y su esposa, decidieron divorciarse. Ambos reclamaban ante el juez la custodia del único hijo que habían tenido. Alegó ella: "Yo puse al niño en el mundo. Por lo tanto me pertenece". Y adujo el tal Capronio: "Señor juez: si deposito una moneda en la máquina expendedora de refrescos, y la máquina entrega un refresco, ¿a quién pertenece el refresco? ¿A la máquina o a mí?"... Una curvilínea damisela reprobó su examen de manejo. Y es que cada vez que el automóvil se detenía, ella automáticamente se brincaba al asiento trasero... Hugh Hefner, editor de Playboy, acaba de anunciar una edición especial de su revista. Será exclusivamente para hombres casados, y traerá la misma mujer mes tras mes, tras mes, tras mes, tras mes, tras mes... Una pareja llegó con el terapeuta sexual. Le dijeron que tenían problemas al efectuar el acto del amor, y le pidieron que los viera realizarlo, y les hiciera algunas sugerencias. El facultativo los vio llevar a cabo el himeneo, y declaró que le parecía que lo hacían muy bien. Dos días después llegó de nuevo la pareja, y tanto él como ella insistieron en que el terapeuta los viera cumplir el rito natural. Otra vez lo realizaron en forma competente, y otra vez les dijo el especialista que pensaba que no tenían ningún problema, que todo andaba bien. La visita, sin embargo, se repitió dos días después, y tres veces la siguiente semana. Finalmente el facultativo les preguntó por qué hacían eso. "Doctor -responde el tipo-. En cada visita le pagamos a usted 300 pesos de honorarios. El motel nos cobra 400". (Nota: y sin jacuzzi)... FIN.
