El velero "HMS Bounty'' llegó a una isla de los Mares del Sur. Desembarcó únicamente el capitán, mister Bligh, y después de asegurarse la buena voluntad del jefe de los isleños se consiguió una bella nativa llamada Leilani, y la llevó a una playa soledosa. La muchacha, núbil e inocente, se sorprendió al advertir que el capitán tenía una cosa que ella no tenía. Le preguntó en qué consistía esa notable diferencia, y Bligh, divertido, le respondió que entre todos los hombres sólo él tenía aquello. Mas sucedió que al día siguiente bajaron todos los marinos, y uno de ellos, Fletcher Christian, fue de paseo con Leilani. A su regreso ella le dijo a mister Bligh que la había engañado: también Fletcher tenía aquella diferencia que él le había asegurado poseer en exclusiva. "Bueno -sonrió Bligh-. Es que yo tenía dos, y una se la regalé a él''. "Pues es usted muy bondadoso, capitán -le dice la muchacha-. Le regaló a Fletcher la más grande, y dejó la más pequeñilla para usted''... La chica alegre le dice en el motel al nervioso ejecutivo: "Me aseguró usted que venía muy erótico, don Algón, pero más bien viene muy errático''... La joven criadita de la casa llegó tarde ese lunes al trabajo. "¿Qué pasó, Famulina?'' -le pregunta, severa, su patrona. "¡Ni le cuento, señito! -responde ella apenada-. Se me ocurrió despedirme de beso de mi marido Chon, ¡y que agarramos correntiya!''... Se oyó una voz femenina en la oscuridad del cine: "¡Quite usted inmediatamente la mano de mi muslo! No, usted déjela ahí. Le estoy diciendo al tipo del otro lado''... Pasarán muchos años antes de que el campo mexicano, y el País mismo, puedan recuperarse de los graves males que causó el ejido. En el sistema ejidal la tierra era de todos, y por tanto de nadie. Para cuidar bien un bien no hay nadie como su propietario. En este caso, sin embargo, se anuló la propiedad, y el campesino quedó convertido en un menor de edad, o incapacitado. "La tierra es de quien la trabaja", rezaba el lema zapatista. Pero en el ejido la tierra no era del que la trabajaba, que la tenía sólo como en préstamo, y que podía perderla si el líder agrario o el comisariado ejidal así lo determinaba. La consecuencia de todo esto fue que el campo, atomizado y sin dueños que cuidaran de él, dejó de producir. Ya en los cuarenta, apenas unos años después de consumada la reforma agraria, empezó a verse el éxodo de campesinos hacia los Estados Unidos. Braceros, se les llamaba entonces, o espaldas mojadas, a los que pasaban "al otro lado", ilegalmente, por el río Bravo. El éxodo prosigue, en forma cada vez más dolorosa y trágica. Así las cosas, muy bien puede decirse que aquella reforma agraria fue un fracaso. Reconocerlo es ponernos en el camino de remediar los males que causó... Babalucas estaba leyendo el periódico. Le pregunta su esposa: "¿A qué estamos hoy?". "No sé" -contesta el tonto roque. Sugiere ella: "Mira la fecha del periódico que estás leyendo". Y dice Babalucas: "No sirve para el caso: es de ayer"... Doña Guanguila, señora casada y ya metida en años, insistía, a pesar de su edad y condición en usar unas faldas muy cortitas. Cierto día se puso la más reveladora. Le pregunta a su marido: "¿Se me ve el fondo?''. "Sí -responde éste-. De todo''... Rosilí fue a confesarse con el padre Arsilio. Le dijo que había entregado a su novio la flor de su virginidad. "¿Por qué lo hiciste, desdichada?" -clama el buen sacerdote. "Fue por debilidad, padre" -responde la muchacha, compungida. "¿Y acaso crees, insensata -profiere el padre Arsilio-, que eso que tiene tu novio es reconstituyente?"... FIN
