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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Fatty Gacamas es una mujer muy gorda, y fácil de su cuerpo. Se parece a Boule de Suif -Bola de Sebo-, el personaje de Guy de Maupassant. Cierta noche tuvo trato carnal con un joven inexperto al que debió guiar para consumar el acto, tanto por la gordura de ella como por la impericia de él. Le dijo: "Viene, viene... Quebrándose, quebrándose...". Después de varios intentos fracasados, Fatty sintió por fin que su bisoño amante se hallaba ya donde debía estar. Le preguntó, melosa: "¿Encontraste el caminito de la felicidad?". "La verdad, señora -respondió agitado el neófito-, a mí me pareció más bien autopista de cuatro carriles". (Nota: y con acotamiento doble)... Me gustó mucho la forma en que el Presidente Calderón vitoreó a los héroes de la Independencia, y a la Patria, la noche del 15 de septiembre. Dio el Grito con voz vibrante, emocionada y firme, y sus vivas fueron coreados lo mismo por la inmensa multitud del Zócalo que por quienes celebramos en nuestro hogar, o en reuniones con amigos, esa entrañable fiesta. Después de las aclamaciones a los héroes, el Presidente gritó tres veces: "¡Viva México!". Si se hubiese ajustado estrictamente a la Constitución, el mandatario habría tenido que gritar: "¡Vivan los Estados Unidos Mexicanos!". Tal es el nombre oficial de nuestra Patria; el que se emplea en los papeles burocráticos; el que nos impone una ley aberrante, negadora del uso y de la tradición. Falso de toda falsedad es ese nombre, que no está nunca en nuestros labios. Fue copiado servilmente de la Constitución de los Estados Unidos por quienes veían como modelo a la nación vecina, y querían imitarla en todo. Sólo que en ese país el nombre "Estados Unidos" corresponde a una realidad. Las Trece Colonias, que estaban separadas y dispersas, se juntaron para crear una federación. Fueron, en verdad, unos estados unidos. Nosotros, bajo la influencia de fuerzas que tenían su origen en el país del norte, y que servían al interés de esa nación, pusimos en nuestra Carta Magna una mentira, un nombre que nunca ha correspondido a la verdad de México. Los norteamericanos juntaron lo que estaba dividido; nosotros dividimos lo que estaba junto, e inventamos una federación ficticia. Por eso es plausible la iniciativa de ley introducida por los legisladores Tamborrel, del PAN, y Maldonado, del PT. Ellos, con el respaldo de 49 firmas de sus compañeros, proponen que la palabra "México" sea puesta en cada parte de la Constitución donde se lea "Estados Unidos Mexicanos". Por encima de diferencias partidistas esa iniciativa debe ser aprobada, y modificado el texto constitucional. El nombre de México es hermoso, por esdrújulo y por llevar esa equis que tanto sedujo a Valle Inclán. Tal es el nombre real de nuestra Patria. Cuando en el extranjero nos preguntan de dónde somos, no respondemos nunca: "De los Estados Unidos Mexicanos". Decimos con orgullo: "Soy de México". La propuesta de integrar a la Constitución ese nombre, bello y verdadero, en vez del otro, inusual y oficialista, sería aprobada por todos los mexicanos. Si por mezquindades de politiquería algunos legisladores se oponen a esa iniciativa, estarán dando la espalda en modo flagrante a la voluntad del pueblo, que quiere vivir en la verdad... Anuncio en los avisos de ocasión: "Matrimonio joven vende camas gemelas y tapete desgastado"... La víspera de las bodas la desposada le informó a su prometido: "Y quiero que sepas que haremos el amor los días que empiecen con D". "¿Nada más los domingos?" -se consternó él. "No -aclaró la muchacha con una gran sonrisa-. El día lunes, el día martes, el día miércoles..."... Le preguntó alguien a una chica: "Tu novio ¿es alto o corto?". Respondió ella, mohína: "Las dos cosas". (No le entendí)... FIN.

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