Un ancianito suspiraba: "¡Cómo cambian los tiempos! Cuando tenía yo 20 años esta cosa me veía rasurarme. ¡Ahora me mira atarme el cordón de los zapatos!"... Se queja el señor muy enojado: "¡Mesero! ¡Hay una abeja en mi sopa!". "Sí, caballero -responde el individuo-. Es que hoy descansa la mosca"... Con una sonrisa de oreja a oreja la Mona Lisa se presentó ante Leonardo completamente en peletier, o sea sin ropa. El gran artista le dice, confundido: "Oh no, signora. Lo único que voy a pintar es la cara"... Si vas a pescar, y pescas algo, eso es muy bueno. Si haces el sexo, y pescas algo, eso es muy malo. Tal fue lo que le sucedió a Afrodisio. En cierto antro conoció a una chica, y tuvo con ella trato de fornicación. Acabado el evento le dice, burloncillo: "Si de esto te resulta algo, le pones mi nombre". Replica la muchacha, también con sonrisa equívoca: "Y si de esto te resulta algo a ti, le pones penicilina"... "Saldré con usted, don Algón -le dice la linda secretaria al maduro y dineroso ejecutivo-. Debe saber, sin embargo, que hay ciertas cosas que no hago". "¿Cómo cuáles?" -se inquieta el ricachón. Responde ella: "Como ir a museos, galerías de arte, conferencias..."... Dos abogados entraron en un pequeño restorán y pidieron solamente un refresco cada uno. Cuando la mesera se los trajo, los abogados sacaron de sus respectivos portafolios sendos sándwiches, y empezaron a comer. "¡Hey! -les reclama la mesera-. ¡No pueden comer aquí sus propios sándwiches!". Los abogados se miran uno al otro, se encogen de hombros, y luego intercambian sus sándwiches... Aquel estudiante de la universidad leyó a Thoreau, y quiso tener la experiencia de vivir alejado de toda civilización. Un leñador montañés le ofreció su cabaña en el bosque, a condición de que lo ayudara en sus faenas. Terminado el verano, el leñador le dice al chico: "Muchacho: has trabajado tanto, y tan bien, que voy a dar una fiesta en tu honor". "¡Caramba! -se conmueve el estudiante-. ¡Muchas gracias!". Prosigue el leñador: "Dime si eres bueno para el trago, porque habrá mucho whisky y mucho ron". Contesta el muchacho, jactancioso: "Puedo beber lo que cualquiera, y más". "Debes saber igualmente -añade el hombre- que quizá haya alguna pelea". "No me importa -responde el estudiante, bravucón-. Jamás he rehuido un pleito". "Y otra cosa -le anuncia el leñador-. También habrá sexo". "¡Fantástico! -se entusiasma el joven-. ¡Llevo ya tres meses de abstinencia, de modo que bienvenido sea el sexo. Pero, dígame: ¿cómo debo vestir para la fiesta?". "Casual -responde el leñador-. Nada más vamos a ser tú y yo"... Un banquero fue a la cárcel acusado de fraude. Hubo de compartir la celda con otro hombre, y eso lo puso nervioso. "No te inquietes, compañero -le dice el recluso-. Yo también estoy aquí por un delito de cuello blanco". "¿Ah sí? -se tranquiliza el banquero-. ¿Qué delito cometiste?". Responde el otro con ominosa voz: "Estrangulé a dos curas"... Un individuo llega con el dermatólogo y le dice lleno de alarma: "¡Doctor! ¡Me están saliendo fresas en la cara!". Prescribe el facultativo: "Póngase crema"... Un señor de 85 años casó con una mujer de 30. Al empezar la noche de bodas le dijo: "Debo advertirte, linda, que ya no estoy en posesión de todas mis facultades". Luego de decir eso procedió a hacerle el amor tres veces seguidas a su extasiada mujercita. Parecía que el maduro señor tenía 20 años, o que había bebido un centilitro de las miríficas aguas de Saltillo. Acabado el tercer trance los dos se quedaron dormidos con esa dulce fatiga que sienten los cuerpos satisfechos. Poco después, sin embargo, la recién casada sintió que su maduro esposo la requería de nuevo. "¿Otra vez? -exclamó llena de asombro-. ¡Pero si ya lo hicimos tres veces!". "¡Tres veces! -se sorprende el vetarano-. ¿Cómo es posible? No me acuerdo. Te digo: ¡ya no estoy en posesión de todas mis facultades!"... FIN.
