Un tipo le dice a otro: "Me pasó anoche una cosa tremenda. Enrojezco hasta la raíz de los cabellos al recordar lo que me sucedió". Pregunta el otro: "¿Qué te pasó?". Narra el primero: "En un bar conocí a una despampanante rubia. Le invité una copa. 'Acepto la invitación -me dijo-. Pero debes saber que yo bebo únicamente champaña, y del mejor'. Cuatro botellas se tomó, del caro. Luego le dije que si íbamos a cenar. 'Acepto la invitación -me dijo-. Pero debes saber que yo voy solamente al mejor restorán de la ciudad'. Al de más lujo la llevé. Pidió los platillos de mayor precio en la carta. Luego le pregunté si quería ir a bailar. 'Acepto la invitación -volvió a decir-. Pero debes saber que yo acostumbro frecuentar los antros más exclusivos nada más'. Al más exclusivo la llevé. Pagué una cuenta estratosférica, como las de los sitios anteriores. Luego le insinué que fuéramos a un sitio más discreto. 'Acepto la invitación -dijo otra vez-. Pero que sea el mejor hotel de la ciudad'. Al mejor de todos la llevé. Pidió la suite presidencial. Y entonces sucedió aquello cuya sola memoria me espeluzna. Al empezar las acciones descubrí que no era rubia". Pregunta el otro: "¿Se teñía el pelo?". "¡No, idiota! -clama el primero-. ¡No era rubia! ¡Era rubio! ¡Era un travesti; uno de esos hombres que se visten de mujer!". "¡Qué barbaridad! -se consterna el amigo-. Y tú ¿qué hiciste?". Bufa enojado el otro: "¿Pues qué querías que hiciera? ¡Ya llevaba gastados más de 10 mil pesos!"... Los futbolistas de la Selección Nacional disfrutaron de una noche de placer, y al menos uno de ellos tuvo una experiencia semejante a la del personaje del cuentecillo que narré. En este caso el travesti declaró que entre él y su galán había habido solamente sexo oral. Qué bueno: el sexo oral siempre será mejor que el escrito. (Alguien le preguntó a don Cornulio: "¿Tu esposa acostumbra hablar cuando hace el sexo?". "Sí -contestó don Cornulio-. El otro día me habló desde un motel"). Nadie debe escandalizarse por lo sucedido con la Selección. La juventud siente urgencias que reprueban aquellos que no las sienten ya. En el caso concreto del jugador que tuvo por pareja al travestista, seguramente el ardimiento erótico lo llevó a no hacer distinción de personas. Si hubiera tenido enfrente un canguro seguramente también lo habría tenido de espalda. Hormona mata neurona, y a cierta edad la entrepierna tiene razones que la razón no conoce. Yo, que no practico la moral por falta de materia prima, espero sólo que los descarríos de nuestros futbolistas se den en tiempo y forma, de modo que no disminuyan su rendimiento deportivo. Por lo demás, como dijo el inolvidable -pero olvidado ya- Luis G. Basurto, cada quién su vida... En el safari de África dos cazadores bebieron más de la cuenta. Iban por la selva cuando un tremendo león sacó entre los arbustos la cabeza y les rugió dos veces en la cara. "¡Vámonos de aquí!" -balbuceó, tembloroso, uno de los cazadores. "Vete tú si quieres -tartajeó el otro-. Yo me quedo a ver la película"... A los cinco meses de casados: "¡No termines!". A los cinco años de casados: "No empieces"... Un señor de 80 años y una madura dama de 75 contrajeron matrimonio. A los seis meses ella sintió ciertos malestares, y acudió a la consulta de un doctor. El facultativo le dio una asombrosa noticia: estaba embarazada. La señora, hecha una furia, tomó el teléfono y llamó a su esposo. "¡Canalla! -le gritó-. ¡Me embarazaste!". Responde el octogenario: "Perdón ¿quién habla?"... Le cuenta un tipo a otro: "Mi mujer no me dirige la palabra. Anoche me quedé dormido de borracho en el sillón de la sala, y tuvo que ayudarme a subir a la recámara". Pregunta el otro: "¿Y por eso no te dirige la palabra?". "No -responde el primero-. Eso es porque cuando me dejó en la cama le pedí su número de teléfono"... FIN.
