Con lúbrica sonrisa Prematurio le hizo una audaz propuesta a su mujer: "Vamos a filmarnos con el celular mientras te hago el amor". Responde ella: "El aparato graba 30 segundos. ¿Qué ponemos en los otros 20?"... Empédocles Etílez y su esposa fueron de compras al supermercado. Había una oferta de cerveza -estaba a mitad de precio-, y Empédocles puso en el carrito un cartón de seis. "Saca eso de ahí" -le exigió de inmediato la señora con enojo. Obedeció él sin chistar. Poco después la mujer puso en el carrito un frasco de crema de belleza. "Es para verme bonita" -le explicó a su esposo. "Saca eso de ahí -le pide Empédocles-. El mismo efecto tiene el six de cheve, y está a mitad de precio"... Lo bueno: le estás hablando de sexo a tu hija adolescente. Lo malo: ella te interrumpe. Lo peor: para corregirte... Al unísono con las compañías tabacaleras yo también protesto contra el nuevo gravamen al tabaco. Pero protesto porque me parece bajo. Ese aumento de 7 pesos en el precio de la cajetilla debió haber sido por lo menos de 10. Se quejan los fabricantes de cigarrillos -es decir los fabricantes de muerte-, y algunas empresas amenazan con irse del país. Que se vayan norabuena. Los relativos beneficios de su presencia aquí son infinitamente menores que el daño criminal que su producto causa. Por causa del cigarro he perdido amigos queridísimos, y cercanos familiares. Este amigo mío, que era para mí como un hermano, fumador de una cajetilla diaria, contrajo un cáncer en la garganta que lo llevó a la tumba. Agonizante ya en un cuarto de hospital, tenía apenas fuerza para levantar el brazo ante sus jóvenes sobrinos, que asustados y llenos de pesar rodeaban su lecho de muerte. Sin poder hablar, hacía con angustia el gesto de llevarse a la boca un cigarrillo, y luego con el índice figuraba desesperadamente una señal de negación, como diciéndoles: "¡No fumen! ¡Nunca vayan a fumar!". No se puede prohibir la venta de las cajetillas de cigarros, anuncio cierto de las cajas mortuorias, pero sí es posible encarecer aún más su precio, considerablemente menor en México que en otros países que también luchan contra el funesto mal del tabaquismo. Muchos fumadores adultos no pueden renunciar ya al hábito, pero quizás encarecerlo ayude en algo a que la nueva generación no caiga en el peligroso vicio. Son inmorales, y constituyen un chantaje, los cabildeos que las compañías tabacaleras hacen para justificar su comercio, carente de toda ética y responsabilidad social. Sus dueños y funcionarios saben bien que su producto conlleva enfermedad y muerte. Toca a los representantes de la sociedad defenderla contra esa amenaza a la salud y a la vida, contra ese vicio absurdo -ridículo si no fuera porque es trágico- que cada vez más se ve como un anacronismo en nuestro mundo de hoy, que quiere librarse de los males del pasado... Al ir a la cama, la esposa de don Cornulio le pidió que le trajera un vaso de agua. Cuando el marido regresó la señora estaba ya acompañada en el lecho por otro hombre. "Pero, mujer -suspira don Cornulio-. ¿No puedo volver la espalda ni un minuto?"... En la farmacia un sujeto le pidió al encargado: "Deme 15 condones, por favor". El farmacéutico cuenta, y luego se disculpa con el cliente: "Lo siento. Sólo tengo 14". "Pues démelos -acepta de mala gana el tipo-. Pero mi amiga se va a quejar de que no gozaremos totalmente nuestra noche de amor"... Llegó un albañil con el médico de urgencias del sindicato. Llevaba una varilla de metal clavada en el hombro derecho. Le informa el facultativo: "No puedo atenderte. Son las 3 de la tarde con un minuto, y yo trabajo sólo hasta la tres". Protesta el hombre: "No me iré de aquí hasta que alguien me atienda". "Muy bien" -dice el doctor. Y así diciendo le saca del hombro la varilla al tipo y se la clava en la parte posterior. "Ahora ve con el proctólogo -le indica-. Él trabaja hasta las 5"... FIN.
