El nuevo cliente de la mancebía le dice a la muchacha de tacón dorado: "Entiendo que cobras 700 pesos. Yo te daré 3 mil, y por adelantado. Pero has de saber que cultivo las aficiones del Marqués de Sade: me gusta golpear a mis parejas sexuales". Inquiere, temerosa, la sexoservidora: "Y ¿las golpeas mucho?". Contesta el ruin galán: "Nada más hasta que me devuelven los 3 mil pesos"... Don Algón, salaz ejecutivo, le preguntó a la linda Rosibel: "¿Qué quieres que te regale en tu cumpleaños, guapa?". "No se moleste en comprarme nada, don Algón -contesta ella-. Simplemente envíeme una tarjeta". "¿Una tarjeta?" -se sorprende el viejo verde. "Sí -confirma Rosibel-. De crédito. Dorada. Internacional"... Fui ayer con mi familia a cenar en el Sanborns de Saltillo. Los Sanborns a mí me gustan mucho. Una vez la excelente revista "Quién" me hizo una entrevista en la Ciudad de México. Los editores me preguntaron cuál era mi sitio favorito de la Capital, para ahí realizar la sesión de fotografías. Escogí el Sanborns de Los Azulejos. A ese precioso sitio iba yo desde estudiante, cuando apenas podía pagarme una taza de café. Ya entonces, sin embargo, disfrutaba la tradición y señorío de la casa. Pues bien: al entrar la otra noche en el Sanborns de mi ciudad recibí dos sorpresas agradables. La primera: mi más reciente libro, "La Otra Historia de México. Díaz y Madero. La espada y el espíritu", encabeza la lista de los libros más vendidos en Sanborns. No lo vi en exhibición, y supe por el encargado de la librería que la primera remesa de la obra se agotó en un par de días, y que estaban esperando la siguiente. (Como me dijo otro librero: "Usted, señor Catón, escribe libros con alas. Vuelan)". La segunda gratísima sorpresa fue ver en el restorán grandes carteles en los cuales aparezco junto a esa encantadora mujer que es Lula Martín del Prado, chef de categoría internacional. Con ella participé en el evento que Sanborns designó con un afortunado título: "Cocina de autor". Me reuní con Lula, y le hablé de la gastronomía norteña. Le dije que en Coahuila tenemos tres platillos típicos: carne asado término medio, tres cuartos y bien cocida. No me estaba ajustando a la verdad, naturalmente. La verdad es que tenemos en el norte una cocina variada y sabrosísima, aunque sobria y sin los barroquismos de las cocinas de más al sur, donde la naturaleza prodiga frutos que nuestras tierras desérticas no ofrecen. El caso es que Lula creó un espléndido y emblemático platillo a base de carne asada a la norteña, con ricas guarniciones propias también de la frontera norte. Una delicia. Ahora aparezco en el menú de Sanborns, lo cual es toda una consagración, semejante a la que me otorgó el insigne restorán "El Charro", en Santiago, Nuevo León, cuando le puso a su platillo principal el nombre "Piernil de Catón". (Así, "piernil", que no "pernil"). Gracias le doy a Sanborns por esa distinción; gracias a mi querida casa editorial, Diana, del Grupo Planeta; y gracias a Lula Martín del Campo, cuyo encanto de hermosa dama y extraordinaria chef fueron un gozo para mí... Afrodisio fue a la tienda de departamentos, y lo atendió una linda chica. "Quiero un regalo para mi esposa" -pidió Afrodisio. Le pregunta la muchacha: "¿Le gustaría ver un lindo juego de ropa íntima?". "Sí -contesta Afrodisio-. Pero primero veamos lo del regalo de mi esposa"... Llegó una rancherita al despacho de cierto abogado. Le preguntó a la secretaria: "¿Aquí es donde solicitan una muchacha de servicio?". "Sí -responde la encargada-. Necesitamos alguien que le limpie el bufete al licenciado". "Yo puedo barrer y trapear la oficina -contesta la rancherita-, pero el bufete que se lo limpie él mismo"... FIN.
