El médico, fatigado por una dura jornada de varias horas de consulta, le ordena a su recepcionista: "Ya no me pase más pacientes, por favor, señorita". "Disculpe usted, doctor -responde ella-. Está aquí una chica con un par de chichones tremendos. Pensé que le interesaría verla". "Caramba -tose el facultativo-. Entonces pásela inmediatamente". Termina la consulta de la joven mujer; se va la paciente, y el galeno le dice muy enojado a la recepcionista: "Señorita: la próxima vez use la palabra 'hematoma', por favor"... El jefe de la oficina reprendía con acritud al impuntual empleado: "¡Otra vez tarde, Ovonio Grandbolier!". "Perdone usted, don Algón -responde el individuo-. Es por el tren". "¿Se le atravesó?" -pregunta el ejecutivo. "No -precisa el tal Ovonio-. Es por el tren de vida que llevo: parrandas, vino, mujeres..."... El papá de Pepito le comenta a un amigo: "Mi esposa y yo nos íbamos a divorciar, pero Pepito evitó que nuestro matrimonio terminara". "¿De veras? -se conmueve el amigo-. ¿El niño habló con ustedes? ¿Les rogó con lágrimas que no se separaran? ¿Los convenció de darse mutuamente una segunda oportunidad?". "No, -explica el papá de Pepito-. Ninguno de los dos quisimos quedarnos con él"... Don Poseidón fue a una casa de mala nota. El establecimiento no era de los de lujo, antes bien tiraba a lo proletario, dicho sea sin ánimo ofensivo. El hecho de que el comunismo haya pasado ya de moda no significa que pueda uno tratarlo con descortesía. Estaba don Poseidón, como dije, en aquel infame lupanar, y al salir de la accesoria donde yogó con una maturranga se topó de manos a boca con su hijo mayor. "¡Pero padre!" -exclama sorprendido el muchacho-. ¿Qué hace usted aquí?". "Mira, hijo -explica, humilde, el vejancón-. La muchacha me cobra unos cuantos pesos. ¿Crees tú que por ahorrarme ese dinero voy a molestar a tu pobre mamá?"... "Mejor será no regresar al pueblo.", se quejaba con dolorido acento Ramón López Velarde. Hablaba luego de un edén subvertido por la mutilación de la metralla. El poeta tenía ideas revolucionarias; fue acendrado maderista. Aun así, liquidado el porfiriato, confesaba sentir, en frase que se ha hecho ya famosa, "una íntima tristeza reaccionaria". Yo casi nunca voy al cine. Yo todos los días voy al cine. Quiero decir que disfruto del llamado "cine en pantuflas", el que se ve en la casa. Cinéfilo irredento, creo que la vida es una copia más o menos fiel del cine. Hubo un tiempo, sin embargo, en que el cine era un reflejo de la vida. Por estos días he visto películas sobre el tema de la Revolución. Una muy linda vi anoche: "México de mis recuerdos". En ella sale ese dueto inmortal del cine mexicano que formaron don Fernando Soler y Joaquín Pardavé. A don Fernando, saltillense grande, lo comparo con Spencer Tracy. Hay una frase en inglés que sirve para alabar a un actor eminente: "Prince of players", príncipe de los actores. Se le aplicó a David Garrick, a Edwin Booth, a John Barrymore. De Spencer Tracy se decía que era "The prince of nonplayers", el príncipe de los no actores; tal era su naturalidad al actuar. Igual Soler: actuaba como si no fuera actor. Pues bien: en la película que digo se percibe aquella tristeza que dijo el poeta de Jerez. El film de Bustillo Oro acaba siendo un homenaje -involuntario quizás, quizá no tanto- a don Porfirio. La misma nostalgia de un tiempo de paz que ya pasó se siente en estos días. También ahora sentimos una íntima tristeza reaccionaria. ¿Acabarán alguna vez los males que hoy sufrimos?... Cierta joven mujer dio a luz una bebita. Le pregunta una amiga a la mamá: "¿Cómo le vas a poner a la niña?". Responde la flamante madre: "Se llamará Virgen". "Búscale otro nombre -sugiere la primera-. Si tu hija sale como tú, ése que le quieres poner le va a servir cuando más hasta los 15 años"... Doña Renecia le pide a su marido: "Dame dinero. Debo comprar unas cortinas para la ventana de la recámara. Me preocupa que el vecino de al lado me vaya a ver desnuda cuando salgo del baño". "No necesitamos gastar en eso -replica el incivil sujeto-. Si el vecino de al lado te llega a ver desnuda, él pondrá cortinas en su ventana"... FIN.