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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Avaricio Matatías, ruin sujeto, no daba el gasto de la casa. Su mujer le pidió dinero para pagar el alquiler del departamento. Debían ya tres meses, le recordó, y ese día iba a ir el casero. "Págale como puedas" -replicó el majadero al tiempo que salía a la calle. Cuando llegó por la noche, Avaricio se sorprendió al ver a su esposa en peletier -o sea sin ropa- frente al calentador. "¿Qué haces?" -le preguntó extrañado. Responde la señora: "Estoy secando el recibo de la renta". El piloto de jet se casó con la guapísima aeromoza. Cuando llegaron al hotel y se dispusieron a pasar la noche de bodas, le preguntó ella a su flamante maridito: "¿Dónde está tu copiloto?". "¿Copiloto? -se asombró el recién casado-. ¿Para qué?". "¿Cómo para qué? -replica ella-. ¿Qué tal si tú tienes algún problema?"... El niñito llegó a su casa con un perro callejero. "Me siguió hasta aquí -le dijo con voz de súplica a su madre-. Por favor ¿puedo quedármelo?". La señora se conmovió al ver la infantil generosidad de su pequeño, y el cariño que mostraba al animalillo. Le dice: "Está bien, hijito; puedes quedártelo. Pero tú te harás cargo de él". El marido, que oyó aquello, llegó a la casa al día siguiente llevando del brazo a una voluptuosa morenaza de exuberante busto y opulento tafanario. "Por favor, viejita -le dice a su señora con suplicante voz-. Me siguió hasta aquí. ¿Puedo quedármela? Te prometo que yo me haré cargo de ella"... "Doctor -le pide muy preocupado Babalucas al siquiatra-, quiero que me haga el favor de tratar a mi mujer. Padece un sentimiento de inseguridad muy grande. Figúrese que a escondidas mías tiene un hombre en su clóset para que la cuide mientras yo no estoy". Astatrasio Garrajarra, ebrio consuetudinario, le anunció a su esposa que iba a dejar el vicio. Exclamó con dramático acento: "¡A partir de mañana seré otro hombre!". Cumplió su promesa el temulento. Un solo día. Al siguiente llegó a su casa, como siempre, en competente estado de ebriedad. Le dice con tartajosa voz a su señora: "¡Con la novedad, vieja, de que al otro hombre también le gustaba el trago!". Si el PRI vuelve a ganar la Presidencia ya no podrá ser el mismo PRI. Juramentos de cambio hacen los priistas, pero ese cambio no puede provenir de quienes pertenecen a la vieja escuela. Una nueva generación se necesita para cambiar las cosas y no incurrir otra vez en los antiguos vicios. Para volver, el PRI tiene que dar la imagen de que ya no va a volver. Hubo una inundación. Dos grupos de turistas que andaban en la comarca, uno de hombres y otro de mujeres, fueron llevados a un albergue. Llega una doctora y pregunta en voz alta: "¿Hay aquí alguna embarazada?". "¡Caramba! -protesta desde el fondo una voz de mujer-. Denos tiempo. ¡Todavía ni nos secamos!"... En el curso del candente juicio el fiscal le pregunta al acusado: "¿Es cierto, como lo es, que en el día de autos usted, en forma dolosa, engañosa y maliciosa, con notoria sevicia e impiedad, y haciendo uso de violencia moral preconcebida, causó o infligió a la víctima irreparables daños en su patrimonio, su integridad personal y el buen concepto que goza en sociedad, delito tipificado que da origen a la pena establecida en las causas de imputación señaladas en forma enunciativa, si acaso no exhaustiva, en el inciso F del artículo 2234 del código punitivo en vigor?". Contesta el acusado: "¿Podría repetirme la pregunta?". Un chimpancé estaba en lo alto de un árbol en la selva. Pasó por ahí el león, y le pidió que bajara a platicar con él. "Si bajo -se resistió el monito- me comerás". "Almorcé ya -dice el de la melena-. Lo único que quiero es conversar contigo. Anda, baja". Responde el chimpancé: "Bajaré con una condición: que te amarres tú mismo las patas delanteras y traseras. Así no podrás hacerme ningún daño". El león accedió a la demanda: se ató de tal manera que quedó tendido en el suelo, privado de todo movimiento". Bajó entonces del árbol el monito, y se acercó temblando al león. "¿Por qué tiemblas? -le preguntó el rey de la selva-. Ya no puedo moverme. ¿Aun así tienes miedo de platicar conmigo?". "Lo de la plática será después -repuso el chimpancé-. Ahora tiemblo porque es la primera vez que voy a despacharme un león". FIN.

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