Declaró doña Panoplia, dama de sociedad: "Lo más importante de un hombre es su árbol genealógico". Se inclina una señora hacia su vecina de asiento y le susurra al oído: "No sabía que también se le llama así"... Pepito decía sus oraciones de la noche: "Diosito: cuida a mi mamita, cuida a mi papito, cuida a mis hermanitos, cuida a mis abuelitos, cuida a mis tíos y a mis primos, cuida a mis amiguitos, y cuida a mi perrito Nopisiái. Ah, y sobre todo cuídate tú también, Diosito, porque si a ti te pasa algo, a todos nos lleva la tiznada"... Dos gallinitas estaban platicando. "Aquel gallo que ves allá -dice una-, es beisbolero". "¿Por qué beisbolero?" -se extraña la otra. Explica la gallinita: "Porque pisa y corre". Comentaba una señora en la elegante ceremonia nupcial: "Hacen una pareja perfecta: él pertenece a la familia más antigua de la ciudad, y ella pertenece a la profesión más antigua del mundo"... Birjanio, irredento jugador, fue a Las Vegas, y en unos cuantos lances de ruleta perdió todo el dinero que tenía. Desesperado, salió y buscó un poste del alumbrado público para ahorcarse. Se había puesto ya la soga al cuello cuando vio una monedita de 10 centavos en el suelo. La recogió. En ese preciso instante oyó una voz majestuosa que provenía del cielo. "Regresa al casino" -le dijo aquella voz. Regresó el hombre y jugó la monedita en una máquina tragamonedas. Recibió una catarata de monedas. Oyó otra vez la voz: "Regresa a la ruleta". En ella empezó a ganar, hasta que acumuló un montón impresionante de fichas. Entusiasmado apostó todas sus ganancias a un solo número. Perdió. De nuevo se escuchó entonces la majestuosa voz: "Regresa al poste"... Evoco aquellos mapas de México que en la escuela primaria nos mostraban nuestros maestros. En esas cartas los ríos, lagos y lagunas aparecían en color azul. No he visto últimamente mapas escolares, pero si son veraces, en ellos las lagunas, ríos y lagos tendrán ahora color grisáceo, o negro. En efecto, los hemos convertido en basureros; en depósito de toda suerte de desechos; en muladares donde cualquier forma de vida es imposible, asiento de toda contaminación y toda suciedad. Es una pena leer los relatos de pasados tiempos: los niños nadaban en los ríos; en ellos había pesca, lo mismo que en las limpias aguas de las lagunas y lagos de sonoros nombres, ahora secos o inficionados por la ignorancia o la ambición. Atentar contra el agua es atentar contra la vida. Deberíamos aprender a cuidar ese recurso valiosísimo. En vez de eso seguimos haciendo de las corrientes y depósitos naturales de agua una cloaca o albañal. Estamos dilapidando nuestros recursos naturales. Las generaciones venideras habrán de reclamarnos ese crimen que contra el futuro cometemos. Cuando eso suceda nadie diga que yo no lo advertí. Con esta admonición queda cumplido mi deber con el futuro, que no tendrá derecho a reclamarme nada. Aquellos jóvenes casados querían tener familia, pero la cigüeña no oía sus instancias, a pesar de que las repetían cada noche. El padre Arsilio se enteró del apuro de los esposos y les dijo: "No se preocupen. La próxima semana viajaré a España para participar en un encuentro mundial de sacerdotes. Iré al santuario de Santa Casilda, y encenderé una vela por la intención de ustedes en el altar de la celestial patrona de la fertilidad". Pasaron unos años, y cierto día el padre Arsilio se topó con la muchacha en la calle. Llevaba cuatro chiquillos cogidos de su falda; otro en los brazos; dos más -gemelitos- en una carriola, y además estaba embarazada. "¡Qué gusto verte con tanta y tan linda familia, hija! -le dice el padre Arsilio-. ¿Dónde está tu marido?". Responde con duro acento la muchacha: "Fue a España, al santuario de Santa Casilda, a apagar aquella vela que usted encendió por nuestra intención en el altar de la celestial patrona de la fertilidad"... FIN.