Doña Jodoncia llegó de visita a casa de su hija para pasar ahí unas semanas. Su pequeño nieto la recibió con unas palabras que ella no entendió. Le dijo: "No te preocupes, abuelita. Las paredes son bastante firmes, y no se caerán". Le preguntó doña Jodoncia: "¿Por qué me dices eso?". Responde el chiquitín: "Porque mi papá dijo que si venías a la casa se daría de topes contra la pared"... El oficial de tránsito detuvo al conductor de un automóvil que atravesaba la ciudad a 150 kilómetros por hora. Cuál no sería su sorpresa al ver que el infractor era un anciano de más de 90 años. Le preguntó, severo: "¿Por qué va usted manejando así?". Responde el veterano: "Tengo que ir a esa velocidad antes de que se me olvide a dónde voy"... El próximo proceso electoral en el Estado de México será una anticipación de la elección presidencial. Si Enrique Peña Nieto pierde esa que será la madre de todas las batallas, podrá dar igualmente por perdidas sus aspiraciones a ocupar la que antes se llamaba "la máxima magistratura", que ahora se ve tan mínima. Estemos seguros de que los priistas echarán toda la carne al asador para ganar esa contienda. Y muy posiblemente se alzarán con el triunfo si los partidos opositores llegan a la elección tan divididos como se ven ahora. "Vanum est canere ante victoriam", decía un proverbio medieval. Ocioso es cantar antes de la victoria. Pero hasta ahora los indicios muestran que Peña Nieto aprobará el examen... Dos jóvenes ejecutivos salieron de la casa de bolsa en que trabajaban. Un astroso pedigüeño se acercó a ellos y les pidió algo de dinero. Uno de los ejecutivos se apartó de él con disgusto, pero el otro sacó de su cartera unos billetes y se los entregó. El vagabundo se retiró muy agradecido. "¿Por qué le diste ese dinero? -se indigna el que se había apartado del mendigo-. ¡Bien sabes que se lo gastará en cigarros y licor!". Responde el otro: "¿Y no nos lo íbamos a gastar nosotros en lo mismo?"... Leamos las siguientes palabras: "Hoy me entregarán un millón de dólares por mi nuevo contrato en la radio. Mañana actuaré en Carnegie Hall, y el teatro está ya todo vendido. Al día siguiente viajaré a París a fin de recibir una condecoración que me impondrá el Presidente de Francia. Gustosamente daría todo eso por tener una erección". Tan desolada declaración la hizo Julius Henry Marx, Groucho, en sus últimos años. Otro señor de edad ya muy madura, don Languidio, estaba en la ducha cuando experimentó aquella dicha inesperada. De inmediato llamó a su mujer con grandes voces. Ella acudió corriendo, y cuando vio la novedad empezó a quitarse la ropa con premura. "¿Qué haces? -le dijo don Languidio-. No te llamé para eso. Trae la cámara y tómame una foto. De otra manera mis amigos del café no me van a creer esto"... Peckerhead Bwana, cazador blanco, le aconsejó a lord Highrump, su cliente en un safari: "Lleve usted un calzón rojo. Así podrá salvarse si lo persigue un león". "¿De veras?" -se asombra el lord. "De veras -confirma Peckerhead-. Claro, eso dependerá de qué tan aprisa lleve el calzón". Al parecer milord no lo llevó con suficiente rapidez, porque un león lo alcanzó, y lo trató tan mal que el desdichado caballero perdió un ojo, un brazo y toda su parte de varón. El cazador blanco llevó a Highrump con un médico brujo, y el hechicero le injertó un ojo de águila, un brazo de gorila, y en la entrepierna le puso la trompita de un bebé elefante. Meses después, cuando el lacerado lord ya estaba en Londres, Peckerhead lo llamó por teléfono y le preguntó cómo le estaba yendo con los implantes recibidos. "Fantásticamente bien -responde alegre Highrump-. Cuando voy a la cacería de la zorra puedo verla antes que los demás jinetes, gracias a mi poderosísimo ojo de águila. En los pleitos de cantina salgo siempre vencedor, gracias a mi tremendo brazo de gorila. Pero lo mejor es cuando en las fiestas alguien pasa la charola de los cacahuates. ¡Entonces soy el centro de todas las miradas!"... FIN.