Una señora le contó a su vecina: "Voy a tener triates. Y he leído que eso sucede sólo una vez en cada 185 mil casos". "¡Ah, bárbara! -exclama la vecina con asombro-. ¿Y a qué horas hacías el quehacer?". La esposa de Babalucas, que estaba con catarro en la cama, le pidió a su marido que le hiciera un té. Fue a la cocina el badulaque, y regresó poco después. "No pude hacer el té" -le informa a su mujer. "¿Por qué no?" -se sorprende ella. Explica el tonto roque con enojo: "¿Cómo puede uno hacer que quepa una taza de agua en un sobrecito tan pequeño?". En la oficina uno de los empleados le comenta a su compañero: "Traigo un dolor de cabeza tremendo". Le dice el otro: "Cuando yo tengo una jaqueca pongo la cabeza en el busto de mi esposa, y eso me calma el dolor". Pregunta el primero: "¿Y estará ahora en tu casa?". Morelia es una de las más hermosas ciudades mexicanas. Voy a ella como se va a un sitio de peregrinación, pues en Morelia vive la memoria del maestro Miguel Bernal Jiménez, que escribió música en olor de santidad, y vive también la compañera de su vida, doña Cristina Macouzet, gentil dama a quien admiro por su sabiduría, su fe profunda y su generosidad. Cumplo en Morelia una íntima liturgia. A lentos sorbos bebo un cafecito en la plazuela que está frente al Conservatorio de las Rosas, señoreada por un busto de Cervantes. Entro en la majestuosa Catedral, y a veces oigo las notas de su órgano, que escucharon también amigos míos queridísimos como Silvino Jaramillo y José Hernández Gama. Disfruto la sabrosa gastronomía michoacana -¡ah, esos uchepos!, ¡ah esas corundas!-, y luego, en el mercado, me lleno los ojos con los colores y bellezas de la artesanía local. Por eso, y por mil otros sentimientos más, me duelen los dolores de Morelia y de todo Michoacán. No merece esa tierra tan llena de hermosuras los males que se abaten hoy sobre ella. Tanto bien hay ahí, sin embargo, y tantos bienes que son patrimonio de lo mexicano, que tarde o temprano regresará la paz a ese bello Estado a donde tantas veces he ido en mis andares de juglar. El encargado del censo le indica a la señorita Himenia Camafría, madura señorita soltera: "No llenó usted el apartado correspondiente a sexo". Ella se enoja: "¡Sexo, sexo, sexo! ¿Es eso lo único en que piensan ustedes los hombres?". Pirulina se fue a confesar. Muy apenada le dijo al padre Arsilio: "Me acuso, padre, de haber dicho que tiene usted cara de pen..". "No te preocupes, hija -la tranquiliza el buen sacerdote-. ¿Qué importancia tiene esa pequeña falta cometida contra alguien tan insignificante como yo? De penitencia reza un padrenuestro, y luego ve mucho a chin. a tu madre". FIN. Post scriptum. El pasado viernes publiqué un artículo en el cual hice referencia a algunas señales engañosas colocadas en la autopista de cuota Monterrey- Saltillo. El mismo día, antes de las 11 de la mañana, recibí en mi dirección electrónica un correo firmado por don Octavio Pastrana Pastrana, director general de Isolux de México, S.A. de C.V., la empresa que opera esa autopista. He aquí el texto del mensaje: "Apreciado Señor: Me permito dar respuesta a su nota publicada en Reforma el día de hoy, asegurándole de antemano que la honestidad y transparencia son valores fundamentales en todas las actuaciones de nuestra empresa. Su artículo nos ha permitido entender que la señalización implementada recientemente, ha creado confusión en algunos usuarios. Le aseguramos que en ningún momento ha habido mala intención por parte de nuestra empresa, y estamos procediendo a solucionar el problema que Usted indica". Agradezco al señor Pastrana su amable misiva; reconozco la prontitud en la atención del asunto a que me referí ese día, y yo también procedo de inmediato a retirar los adjetivos denostosos, denigrativos, afrentosos, expletivos, oprobiosos y denominativos que en mi columna usé.
