Pepito asistióconsuamigoJuanilito al catecismoqueimpartía los sábados la señorita Peripalda. En esa ocasión la catequista habló acerca del EnemigoMalo, es decir, del demonio. Cuando salieron losniños, Juanilito seveíamuypreocupado.“Oye -lepreguntaaPepito-. ¿Tú crees que realmente exista el diablo?’’. “Caray, no sé -responde Pepito, meditabundo-. A lo mejor sucede lo que con Santa Claus: creesenélyluegoresultaquees tupapá’’... LaesposadeFecundino dio a luz quíntuples. Días después elPadreArsilio se topó enla calle al flamantepapá, ylo felicitó.“Supe-le dice-queelSeñor te sonrió”. “¿Me sonrió? -replica el otro, mohíno-.¡Se echó una carcajada conmigo!”...Laesposadeunministroevangélico le dijoaéste cuando salía de la casa para dirigirse a su iglesia: “Y recuerda, Calvin:nolos llames ‘pecadores’ sino hastadespuésdela colecta”... Lamujer de Jonás le reclamó, enojada: “¿Dónde diablos estuviste? ¡Hueles a puro pescado!”... MurióVirtudio, el hombre más bueno del pueblo. En su vida no cometió jamás ningún pecado, de modo que llegó directamente a las puertas del Paraíso. El portero celestial, SanPedro, revisó suexpedienteyle dijo luegoaltiempoquese rascabalacabeza:“Caray, Virtudio.Veoentu fichaquenoincurriste jamás en culpa alguna. Si te dejo entrar así, muchos de los que están aquí sentirán celos de tuperfección.Hagamosesto: te concedo seis horas de vida más sobre la Tierra.Ve allá, y comete algún pecadillo, a tu elección. Así ya no serás perfecto, y no provocarás celos a ningún bienaventurado”.Regresó, pues, Virtudio a su pueblo. Recordóquela esposa delvecino le hacía ojitos, asíquefueasu casa. La mujer lo admitió inmediatamente, pues su marido andaba de viaje. Lo condujo a la recámara, y por primera vez en su vida conoció Virtudio los deliquios del arrebato pasional. Ésas fueron las mejores seis horas de su vida.Terminado el plazoVirtudio sacó la cabezaporlaventanaygritóendirección al Cielo: “¡SanPedro! Dame otras seis horitas. ¡Debemos asegurarnos bien de que nadie vaya a sentir celos de mí!”... El día 31 de diciembre he narrado aquí, en años anteriores, “El Chiste más Pelado del Año”. Esta vez romperé la tradición: ¡narraré “Los Dos Chistes Más Pelados del Año!”.¿Porquétan singular munificencia?Porqueelaño, ciertamente, no fue de los mejores que en este país hemos vivido.Tantos sucesos trágicos hubo en él, debidos ya a la indiferente acción de la naturaleza, ya a la maldad vesánica del hombre, que habremos de recordar con tristeza el año 2010. Hoy nos decimos con pesaroso acento: “Lo mejor de este año es que ya va a terminar”.Refranes viejos se emplean en el Potrero deÁbrego para vaticinar el futuro, que es, por lo demás, único tiempo sobre el que pueden hacerse vaticinios. Uno de esos refranes dice así: “Año de tunas, año de fortunas”.Yeste año los nopales, ésos que dan sabrosísimas tunas amarillas, blancas, y de encendido color púrpura, se mostraron avaros con sus dones. Se confirmócon eso otro proverbio antiguo: “Año de nones, año de dones.Año de pares, año de pesares”. Hayasidocomohayasido elañoqueestáyaporfinar, noabatamos el pendón de la esperanza (en la medida de lo posible no abatamos ningún pendón), y sigamos viviendo con la fe que inspira la confianzaennosotrosmismos, enlasinfinitas posibilidadesdeestamaravillosa tierra en que vivimos, y la convicción de que el bien, por misteriosaleyuniversal, acabaporprevalecersiempresobreelmal, ylavida terminaportriunfar invariablementesobre lasamenazas que la asedian. Ésta no es ilusión ingenua, ni vana quimera engañosa. Esdato ciertosacadodelaobservacióndeloshechosdela historia. Elmundova avanzando, por virtud de una especie de evolución espiritual, hacia su perfeccionamiento. Y en esa oculta marcha que nos lleva a la plenitud del bien vamos nosotros, los humanos. Sigamos viviendo, entonces, con esperanza y fe, y con esa alegría que nos salva de la desesperación. El predicador anunció que su sermón del día siguiente trataría acerca de Noé. Unos muchachillos traviesos entraronesa tardesubrepticiamentealasacristía y pegaron con goma las páginas de la Biblia relativas al pasaje del Diluvio.Al día siguiente, frente a su congregación, empezó el ministro a leer aquel pasaje: “Tomó Noé una esposa...”. Dio vuelta a lapáginaysiguió leyendo: “...Tenía 300codosdelongitud, 50codos de anchura y 30 codos de altura...”. Hace una pausa, se queda pensando un momentito y luego dice: “Hermanos: si no tuviéramos fenopodríamoscreeralgunascosasqueelGranLibrodice”...FIN.