Devastación. Varios hombres buscan objetos perdidos entre el lodo en una calle destruida en la ciudad de Uniao dos Palmares. EFE
Las lluvias que se han cobrado la vida de al menos 44 personas en el Noreste de Brasil dejaron un rastro de destrucción equiparable tan sólo al terremoto de Haití, en palabras del ministro de Defensa, Nelson Jobim.
"Hubo una precipitación de agua increíble en términos de caída de puentes, casas, principalmente cerca del río", dijo Jobim ayer a periodistas después de sobrevolar el área más afectada en los estados de Alagoas y Pernambuco.
El lodo cambió la fisonomía de estas ciudades, habitualmente aquejadas por sequías prolongadas, y los escombros se acumulaban por todas partes, en un maremágnum de cables y postes de luz, árboles arrancados y cascotes de las viviendas que se vinieron abajo.
En las casas que quedaban en pie en la localidad de União dos Palmares, en Alagoas, las marcas del agua llegaban hasta cerca de los tejados, donde se vieron obligados a refugiarse los habitantes para salvarse de la crecida del río Mundaú.
Hasta ahora, la cifra oficial de desaparecidos asciende a 607 personas y la cifra de muertos a causa de las lluvias aumentó ayer a 44 personas.