A través del Internet recibimos varios relatos de ciudadanos sobre el pavoroso clima de violencia que impera en México y que mantiene en jaque a la sociedad y a las autoridades.
En el primero el publicista capitalino Carlos Alazraki, denuncia la manera como su equipo de producción fue secuestrado por una horda de 80 comuneros con machetes cuando filmaban un comercial en una playa de Michoacán.
En una carta abierta, Alazraki explica que sin más ni más suspendieron la grabación bajo el argumento de que "no teníamos permiso de ellos para filmar y que por tanto todos quedaban secuestrados, detenidos y que además el equipo y los camiones de producción pasarían a ser propiedad de estos comunitarios".
Tras largas horas de negociaciones con la intervención del Ejército y autoridades estatales, los campesinos liberaron un camión con los actores y clientes, pero mantuvieron al personal de producción y el equipo técnico.
Alazraki, cuya agencia ha realizado más de cinco mil comerciales en México a lo largo de 32 años de vida profesional, concluye su mensaje:
"Nunca nos había pasado algo así. Nunca. Es increíble que en un estado tan fantástico, como Michoacán, esté pasando todo esto. Simplemente, no se puede creer. Lo que sí se puede creer es que muchos mexicanos ya estamos ¡Hasta la madre!".
Yadira Cháirez García, madre de varios hijos con residencia en Torreón, Coahuila, dirigió una carta al presidente mexicano Felipe Calderón para invitarlo con su esposa Margarita a visitar la ciudad y ser testigo de los sangrientos sucesos que ocurren en La Laguna.
Explica la señora Yadira que siente impotencia al no poder hacer nada "ante el miedo con el cual los laguneros vivimos, ver cómo la economía de la ciudad está por los suelos, cómo la juventud ha decidido esconderse en su casa, ver las calles vacías a partir de las nueve de la noche, restaurantes y bares cerrados, todo gracias a la ola de inseguridad por la cual pasamos".
Luego relata la balacera en plena ciudad de 40 minutos entre militares y delincuentes para concluir su misiva:
"El tema central es la inseguridad, se habla de cómo bajaron de su carro y golpearon a la tía de fulanita a plenas doce del día en el estacionamiento de un supermercado; de la cantidad imparable de balazos y los minutos eternos que pasaron escuchando por la noche en la última balacera; de cómo corrías a recoger a tus hijos después de recibir la noticia de que hay una manta colgada por el periférico que dice "que 5 niños de diferentes colegios de la ciudad serán secuestrados"; de las llamadas de extorsión que recibes a diario del secuestro de tu vecino".
El tercer relato es más impactante y proviene de un sacerdote católico, ocurrió en la sierra de Chihuahua y dice así en su parte toral:
"Ayer tuvimos hora y mesdia de balacera (de 6 a 7:30 a.m.) en Creel; varias casas rafagueadas, una semi-quemada y el pueblo prácticamente tomado por un grupo de sicarios (hablan de 40, en unas 15 camionetas, todos de negro y encapuchados) que todo ese tiempo bloquearon la salida a Guachochi. Hubo por lo menos 4 muertos acá en el pueblo... Hay un número indeterminado de 'levantados'. Nadie sabe realmente nada o no quieren saber. Hoy, vuelta al trabajo... intentando que la vida no se acabe de descarrilar".
Y mientras las ejecuciones masivas, "levantones" y choques armados se repiten por todo el país, el presidente Calderón defiende la lucha de su Gobierno en contra del crimen organizado y aclara que en ningún momento bajará la guardia.
A pocos convencen sus resultados, pero sorprende que sea el primer mandatario quien una y otra vez dé la cara para justificar a más de 20 mil mexicanos asesinados en su sexenio.
¿En donde están, pues, los titulares de Seguridad Pública, Gobernación, Defensa Nacional y la Procuraduría de Justicia? ¿Por qué no responden abiertamente a los cuestionamientos de la sociedad mexicana?
¿Por qué Calderón se empeña en sostener a los titulares del llamado Gabinete de Seguridad cuando están en evidencia su inefectividad y sus yerros? ¿Se vivirán en México dos años más de matanzas, secuestros e incertidumbre?
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