Jóvenes Columnistas

Dejemos de tener miedo

Alexis Anahí Martínez Belmontes

El caluroso sol ilumina las vacías calles de la Comarca Lagunera, mientras que en las casas comienzan a oírse los suaves susurros de la familia al despertar.

Mamá tiembla, sin saber lo que pasará este día, no sabe si llevar a sus hijos a la escuela ¡No con estos tiempos y con este miedo! “Escuché que ya no podemos confiar en nadie, escuché que tenemos que vivir con miedo eternamente, escuché que hasta salir será peligroso…”, parecen decir las personas temerosas y chismosas de nuestra ciudad, y no olvidemos que nunca falta aquel que dice: “Yo conocí a la amiga de un amigo que le pasó…”.

Y con esto, La Laguna se llena de miedo convirtiendo nuestro hogar en aburrida prisión. Da miedo salir a caminar, da miedo voltear a ver al vecino, da miedo confiar en los demás. Vivimos con el miedo de que en cualquier momento nos puedan atacar o asaltar a nosotros o a nuestros seres queridos, vivimos en la incertidumbre y el dolor de no saber qué pasará el día de mañana. Es entonces cuando nuestros propios nervios y miedos nos llevan a buscar en fuentes erróneas información sensacionalista y fantástica que lo único que hace es alimentar a ese enorme monstruo llamado psicosis que asuela a La Laguna. No podemos negar que la inseguridad está aquí, que el peligro es latente, pero tampoco podemos negarnos a vivir enjaulados, cuales cerdos, esperando a que el carnicero llegue a matarnos.

No podemos detener nuestras actividades y nuestra vida diaria por estas situaciones, por estas cosas e incluso por las mentiras que nos rodean y nos hacen querer huir por completo del país.

La Laguna ya no es lo que era hace algunos años, cuando aún salir por las noches era algo normal y tranquilo, cuando los niños salían a las calles y plazas con todos sus juguetes a pasar una tarde placentera que a veces se hacía hasta noche. Ya no es así y tenemos que aceptar que tampoco volverá a ser así.

Pero repito… no nos detengamos ante todas estas cosas, como seres humanos, tenemos que trabajar, salir y convivir para vivir. La inseguridad y el miedo nos carcome poco a poco, sin darnos cuenta de que nos afecta mentalmente, creando en la población la psicosis y el terror haciéndonos temblar ante los múltiples mitos urbanos que recorren La Laguna diariamente y que no sabemos si son reales o tristes mentiras sin razón.

Al leer mi perspectiva, estoy segura que mucha gente tomará un punto de vista contrario al mío… pero intento explicar mi ira, mi impotencia, mi tristeza y mi miedo al ver cómo mi hogar tiembla ante el yugo de mitos urbanos e invisibles verdugos que parecen burlarse de las advertencias inventando mentiras que afectan nuestra salud física y mental.

Y con esto, no pido que se cambien las ideologías de las personas, sino que invito a la población en general a que dejemos de tener tanto miedo. Es realmente difícil, pero en lo personal, no pienso detenermi vida ante cosas que no sucedieron o no sucederán como aquella amenaza en Internet contra la Feria de Torreón, lo cual, sólo fue una burda mentira, una tontería. Es inevitable escuchar o conocer esta información que la mayoría de las veces ha sido mentira, si usted, mi muy querido lector, siente temor al oír estas cosas… no se deje llevar por los chismes, asegúrese, hable, lea, investigue y compruebe que la información que recibió es verdadera, y no una simple “cadenita” más que ronda por los celulares, Internet o palabras.

Y pido, suplico a esas personas irresponsables y cobardes que inventan estas mil mentiras, que crean pánico en la sociedad, que dejen de hacerlo… dejen de experimentar con el miedo y la psicosis, esto sale de nuestras manos, es suficiente de estas historias, se los pido como joven de La Laguna, como parte de esta población y sobre todo como ciudadana torreonense.

Por último, me gustaría preguntar: ¿y qué hacemos ante la inseguridad? Gritar, exigir y rogar por una seguridad que lo resuelva todo mágica y rápidamente… Pues no, las cosas no son así.

La seguridad comienza con nosotros mismos, con que toda la población en general levante la voz.

Hablemos sin miedo, hablemos con la verdad. No podemos dejar que las pocas personas, que son muy pocas, que nos mantienen en constante miedo nos manejen. Somos más las personas que deseamos que todo esto acabe, sin importar sexo, raza, religión, gustos y pensamientos, tenemos un deseo en común… la paz.

Luchemos por la paz, laguneros. Luchemos, pero sin armas, luchemos con la palabra, con la unión y sobre todo con ese deseo de paz en nuestro corazón.

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