Críticas. El vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar. EL UNIVERSAL
Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, reiteró que la demanda civil interpuesta en su contra por Marcelo Ebrard es una prueba pública de su intolerancia. "No habíamos visto en esta ciudad que se afana en llamarla de las libertades, a un jefe de gobierno usando ilícitamente todo el aparato y los recursos del Estado para demandar a 2 ciudadanos por hacer uso de su libertad de expresión y criticar sus excesos en el poder" indicó.
En conferencia de prensa realizada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, Hugo Valdemar dio respuesta a la demanda civil que se desahoga en el tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, de la cual afirmó el religioso se interpuso de manera ilícita ya que se están utilizando medios y recursos del Estado para una querella personal, pues recordó que no hay que olvidar que el daño moral sólo lo pueden sufrir las personas no las instituciones, "por lo que cabe la posibilidad de que se cometiera el delito de peculado".
La demanda civil, indicó, interpuesta en la Secretaría de Gobernación y el Instituto Federal Electoral contra el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara y un servidor, "es una prueba pública de la fobia del señor Marcelo Ebrard hacia la Iglesia Católica y las enseñanzas de Jesucristo y su evangelio", expresó.
Hugo Valdemar dijo que el jefe de Gobierno capitalino difama, calumnia y tergiversa dolosamente los hechos, ya que hace aparecer en su demanda dichos y hechos que un servidor jamás dijo, ni cometió, así como empata declaraciones y falsamente las presenta como pruebas sabiendo que jamás las hice, añadió.
"Manipula las falaces pruebas para imputarme responsabilidades inexistentes, como el hecho de que yo le dije al señor Ebrard que tenía una vocación fascista" agregó.
Al respecto Valdemar dijo que dicha crítica no la hizo en la forma y en los términos totalmente subjetivos como los interpreta el jefe de Gobierno capitalino, de atentar contra el Estado y sus autoridades.
En realidad, aclaró, lo único que al respecto manifesté en ejercicio de mi derecho a la libertad de expresión que consagra nuestra Constitución fue que tiene una vocación de fascista porque toda opinión que no le gusta la contesta iracundamente y le parece que se atenta contra el Estado.