Apoyan. Mucha gente acudió a los restaurantes para ver el juego de México.
El juego de la Selección Mexicana de futbol dejó un amargo sabor de boca entre los aficionados que acudieron a verlo en los diferentes restaurantes de la región, quienes vivieron momentos de angustia al ver a su equipo clasificar a la siguiente ronda pero perdiendo.
Suben ventas
La Cámara de Restaurantes reportó un 40 por ciento de aumento en la afluencia de clientes para el desayuno debido al partido de la Selección, pues familias enteras se dieron cita vestidos con sus playeras verdes o negras y con las más altas expectativas, que fueron reduciéndose conforme avanzaba el primer tiempo.
La gente esperaba un gol pero no llegó y mientras transcurrían los minutos, los rostros de los aficionados, que comenzaron alegres, se llenaron de angustia. Algunos se mordían las uñas, otros golpeaban la mesa, unos más observaban callados y muy pocos atinaban a decir alguna frase como "ánimo, sí se puede".
El ambiente era de tensión. Los comentarios cada vez eran más escasos, en las mesas predominaba el silencio y algunos esporádicos "¡no!", "qué cerca", "ay" cuando los mexicanos tenían alguna jugada cerca de la portería uruguaya.
En el segundo tiempo, los aficionados se quejaban de que el "Chicharito" no estuviera en la cancha y la desesperación crecía en los establecimientos al ver que no se alcanzaba el ansiado gol. La frustración y el nerviosismo obligaban a algunos a doblar servilletas, otros apretaban los puños o se llevaban las manos a la cara.
En la televisión, el comentarista insistía en su "¡vamos muchachos!" pero los laguneros ya no respondían y permanecían atentos pero serios. El desánimo era total.
LA GENTE DICE
"Está muy mal, hay llegadas pero sin gol, aún lo esperamos, que llegue el gol"
Fernando Romo
Comerciante
"Esperábamos que llegara el empate pero no se dio, qué mal, debió ser"
Fernando Junior
Comerciante
No se quedan
El árbitro asignó tres minutos más pero fue demasiado para algunos de los comensales, que pidieron su cuenta y comenzaron a abandonar los restaurantes.