"El mal gobierno puede causar depresiones."
Brian Trumbore
Los mexicanos estamos deprimidos. Vemos nuestra realidad con un pesimismo muy superior al de otros latinoamericanos. Quizá sea lógico. La recuperación económica de México ha sido inferior a la de otros países de la región. La violencia, en cambio, se ha venido incrementando de manera sistemática.
El Latinobarómetro, una encuesta que se realiza en toda América Latina, nos revela que sólo el 8 por ciento de los mexicanos considera como buena o muy buena la situación económica actual. En contraste el 38 por ciento de los brasileños y el 36 por ciento de los uruguayos le dan tal calificación a su situación. El rebote económico de este 2010, en el que México ha registrado una tasa de crecimiento de cuando menos 5 por ciento, no ha sido suficiente para borrar la caída de 2009 o las décadas acumuladas de crecimiento insuficiente.
Los mexicanos no estamos satisfechos con la democracia. Mientras que el 78 por ciento de los uruguayos lo está con la suya y el 61 por ciento de los costarricenses con la propia, sólo el 27 por ciento de los mexicanos expresa su satisfacción con la nuestra. De hecho, México se encuentra en el fondo de esta categoría en las encuestas de Latinobarómetro.
Si no estamos satisfechos con nuestra democracia, mucho menos con nuestra economía. Una vez más los mexicanos estamos en el último lugar en este rubro. Sólo el 17 por ciento de los mexicanos está satisfecho con la economía nacional. En Uruguay este índice es de 54 por ciento y en Chile de 49 por ciento.
En uno de los pocos rubros en que los pesimistas mexicanos nos mostramos positivos es en la política de seguridad. En promedio sólo el 37 por ciento de los latinoamericanos aprueba las políticas de seguridad de sus gobiernos. El máximo nivel de aceptación, de 61 por ciento, se registra en Colombia, lo cual es lógico tras la fuerte reducción de los índices de criminalidad lograda por el recientemente concluido Gobierno de Álvaro Uribe.
Pero México está en tercer lugar de aprobación con 54 por ciento. En contraste, el 74 por ciento de los mexicanos dice sentirse inseguro. Este es el tercer peor registro en Latinoamérica. Quizá los mexicanos respaldan una política vigorosa contra el crimen porque se sienten inseguros.
Los mexicanos somos particularmente desconfiados de las instituciones públicas. Mientras que el 62 por ciento de los uruguayos le tienen confianza a su Congreso, en México la cifra es de apenas 28 por ciento. El 45 por ciento de los uruguayos cree en los partidos, pero en México sólo el 19 por ciento así lo manifiesta. El 71 por ciento de los uruguayos le tiene confianza a su gobierno, contra sólo el 34 por ciento de los mexicanos.
Los políticos de nuestro país tradicionalmente han culpado de estas percepciones a los medios de comunicación. Con la nueva ley electoral, sin embargo, en los últimos tres años los mexicanos hemos sido bombardeados por una inmisericorde avalancha de propaganda en radio y televisión. El que los políticos y los partidos nos digan miles de veces que están haciendo cosas maravillosas por el país, no ha cambiado la percepción negativa. El problema, pues, no es de los medios.
El estado de ánimo de los mexicanos que se plasma en el Latinobarómetro es de un gran pesimismo. Los mexicanos tenemos una visión negativa de nuestra democracia, de nuestra economía y de nuestras instituciones públicas. Este pesimismo contrasta con el optimismo de otros pueblos.
Una posible explicación es que los mexicanos somos negativos por naturaleza. La otra es que somos realistas y nos damos cuenta de que las cosas sí están mal en el país.
Una nueva confusión. Ahora un grupo de cazadores de León, Guanajuato, es "levantado" y asesinado en Zacatecas. Antes fueron los michoacanos de vacaciones en Acapulco y previamente los jóvenes juarenses de Villas de Salvárcar. Son ya muchas confusiones y demasiado sangrientas.