EFE Hasta el fin. El ataúd del diseñador británico salió de Saint Paul en Londres. El funeral fue organizado por unos amigos cercanos.
LONDRES, INGLATERRA. Ayer se llevó a cabo, en la catedral de Saint Paul, en Knightsbridge, al oeste de Londres, Inglaterra, el funeral del rebelde y absolutamente genial diseñador británico Alexander McQueen, quien se suicidó el pasado 11 de febrero, en su domicilio.
Las top models Kate Moss y Naomi Campbell, así como la cantante pop Lady Gaga y la diseñadora Stella McCartney estuvieron entre los, aproximadamente, 100 asistentes al servicio funerario.
La ceremonia dentro de la iglesia tuvo una duración de aproximadamente una hora; después, el ataúd, cubierto de rosas rojas, rosas y blancas, fue llevado a la carroza. Ésta llevaba el nombre de Lee -por el que conocían su familia y amigos más cercanos a McQueen- escrito con flores en la parte de atrás.
Detrás, en dos limousinas Jaguar, la siguieron la familia del creativo. Un servicio memorial más elaborado, abierto a más de sus amistades y seguidores, será llevado a cabo dentro de unos meses, dijo una portavoz de la compañía al diario especializado en moda Woman's Wear Daily.
ADIÓS A UN AMIGO Mientras que Moss y Campbell llegaron vestidas acorde a sus respectivos status de tops models: la primera con pieles y la segunda con un llamativo tocado, Daphne Guiness fue la más excéntrica de las asistentes; ella se puso un mini vestido negro con una larga cola por detrás y llevaba la cara totalmente cubierta por un velo negro de encajes.
La función debe continuar
El desfile que McQueen estaba preparando antes de su muerte se celebrará finalmente en la Semana de la Moda de París, los próximos 9 y 10 de marzo, aunque será en un salón privado con acceso restringido, según la propia empresa.
En un principio había dudas sobre si la colección póstuma vería la luz en la capital francesa, pero finalmente ha sido posible gracias a un acuerdo alcanzado con el grupo Gucci, que posee el 51% de las acciones de la firma de Alexander McQueen.
La estilista Sarah Burton, estrecha colaboradora del diseñador, se está encargando de ultimar los detalles del desfile.