Con tristeza, llanto, dolor, flores y una salva de aplausos, familiares, amigos, compañeros, funcionarios, diputados y políticos, dijeron adiós a Valentín Valdés Espinosa, reportero del periódico "Zócalo de Saltillo", un joven de apenas 28 años de edad asesinado en los primeros minutos del viernes por un grupo de desconocidos.
"Estamos indignados por el asesinato de mi hijo y confiamos en la justicia divina", dijo la señora María del Carmen Espinosa, ante el féretro de su hijo quien fue sepultado la tarde de ayer en el panteón Santo Cristo, al oriente de la ciudad.
"Él era un joven apasionado de su trabajo porque vivió y murió por el periodismo", afirmó la inconsolable madre.
Jorge Martínez aseguró a su vez que "trabajamos juntos y duele su muerte porque Valentín era un buen compañero, incansable, que amaba lo que hacía. También fue un hijo ejemplar que quería mucho a sus padres y a su familia", subrayó.
"Vale", para los "cuates" del gremio, era un muchacho decente, solidario, amigo y compañero leal, recto, honesto, siempre con una sonrisa a flor de labios, que nunca tuvo diferencias con nadie, siempre dispuesto a echarle la mano al que le pedía ayuda.
"Dios necesitaba a este ángel en el cielo", comentaron algunas periodistas.