Duelo nacional. El Ayatolá libanés Sayyed Mohammed Hussein Fadlallah fue enterrado ayer.
Decenas de millares de personas se arremolinaron en torno al féretro del clérigo shii de mayor jerarquía en el Líbano durante el trayecto por las calles del Sur de Beirut hasta la mezquita del entierro.
El gran Ayatolá, Mohamed Hussein Fadlala murió el domingo a los 75 años después de una prolongada enfermedad. El clérigo era una de las más altas autoridades de la rama shii del Islam y una de las personalidades religiosas más veneradas.
Considerado por algunos como un mentor espiritual del movimiento radical Jezbolá y por otros como una voz de pragmatismo y moderación religiosa, Fadlala tuvo seguidores más allá de las fronteras del Líbano hasta Irak, otros puntos del Golfo Pérsico y Asia Central.
"Este es un día triste para los musulmanes y para la nación árabe. Fui uno de sus seguidores desde que era niño y no sé si alguien podrá llenar el vacío dejado por Fadlala", dijo Sayed Alí, un ingeniero mecánico kuwaití de 32 años que viajó para asistir al funeral.
El Gobierno declaró ayer día nacional de duelo y las escuelas y oficinas gubernamentales cerraron.
Un mar de gente avanzó frente al ataúd de Fadlala, que estaba envuelto en tela negra con inscripciones doradas del Corán. La procesión partió de su casa en el barrio sureño de Haret Hreik en Beirut. Muchos de los dolientes, ataviados de negro, portaron retratos del clérigo.
Fadlala fue inhumado en la mezquita de Imamayn al-Hasanayn en Haret Hreik.
