Tiger Woods le sonríe al futuro y espera recuperar lo perdido en el 2010, un año fatídico para el ex número uno del golf mundial. (EFE)
MELBOURNE, Australia.- El sedán oscuro dio marcha atrás cerca de la casa club del Masters de Australia, con el maletero abierto y a la espera de llevar a Tiger Woods al aeropuerto.
Detrás del auto estaba un amigo que aún se debate entre tenerle lealtad al golfista o a su ex esposa.
Ambos hombres se aproximaron, lentamente al principio, para después darse un abrazo y hablar en voz baja.
Woods considera que finalmente está listo para avanzar después de un año de autodestrucción que le costó su matrimonio, su magia, millones de dólares en patrocinios y, finalmente, su primer lugar en la clasificación mundial.
Lo que le queda por hacer es reparar algunas de sus relaciones humanas, además de su desempeño en el golf.
Y ya está cerca el Día de Acción de Gracias.
"Creo que va a ser maravilloso", afirmó Woods en una entrevista con The Associated Press. "Voy a estar con mi familia, mi madre va a estar allí. Vamos a tener un maravilloso Día de Acción de Gracias. Le he dado la vuelta a la esquina, he pasado la página y ya es tiempo de avanzar".
Y no se estaba haciendo el desentendido.
Woods está al tanto de que el público podría relacionarlo para siempre y al Día de Acción de Gracias con quizás uno de los derrumbes más estrepitosos en la historia de los deportes.